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La economía mundial ha empezado 2017 con un sólido dinamismo: a día de hoy, las encuestas empresariales son muy favorables y el crecimiento mundial ha repuntado de manera significativa en el último año, lo cual resulta muy alentador. También observamos un repunte de la inflación: los precios al consumo están aumentando a un ritmo algo superior al 2% en la mayoría de economías y probablemente suban más en el Reino Unido, donde la depreciación de la libra implica que la inflación probablemente supere el 3% más adentrado el año. En muchos sentidos, existe la probabilidad de que este aumento de la inflación provoque una ralentización de la recuperación y la actividad económica, porque afectará al crecimiento real de los salarios y mermará el gasto de los consumidores. Si bien este crecimiento se sitúa en niveles positivos en este momento, creemos que se desacelerará más adelante. Este escenario cambiaría únicamente si el aumento de los salarios se acelerara, lo que supondría que los consumidores podrían realmente ignorar el repunte de la inflación y seguir gastando. No obstante, hasta el momento, no apreciamos indicios de esta situación suceda, por lo que pensamos que los salarios muy probablemente se mantendrán en niveles modestos. Prevemos que el crecimiento será bastante positivo a corto plazo y que se ralentizará más adelante, y que la inflación terminará por disminuir.