Perspectivas 2022: CIO y multiactivos
Aunque los mercados de renta variable deberían ser positivos en 2022, los retornos serán más moderados y los riesgos aumentan a medida que los bancos centrales comienzan a retirar la liquidez.

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- Las rentabilidades que ofrecerá la renta variable serán más moderadas, pero, aun así, positivas, en 2022, apoyados por los sólidos beneficios empresariales
- La inflación sigue siendo una preocupación y presionará a los bancos centrales para que empiecen a subir los tipos de interés
- La última variante del Covid-19 -Ómicron- ya está provocando confinamientos parciales, lo que podría provocar un menor crecimiento a principios de 2022
Aunque los mercados de renta variable deberían experimentar un 2022 positivo, los beneficios serán más moderados y los riesgos aumentarán a medida que los bancos centrales comiencen a retirar la liquidez.
Los gestores de fondos tendemos a ser bastante pesimistas porque, incluso cuando la rentabilidad es buena, inevitablemente nos preocupamos por cómo vamos a generar rentabilidad en el futuro. Después de un año tan fuerte para los mercados, esta preocupación es aún más pronunciada. El año pasado, las noticias de las vacunas contra el Covid inspiraron confianza en una apuesta por la reapertura que ofrecía altas rentabilidades con riesgos limitados.
Según nuestros modelos, ahora estamos entrando en una fase más madura del ciclo económico, cuando el impulso del crecimiento alcanza su punto máximo y los bancos centrales comienzan a retirar su apoyo. En este contexto, esperamos que las rentabilidades de las acciones se moderen, pero sigan siendo positivas, apoyadas por unos sólidos beneficios empresariales.
¿Qué riesgos ponen en peligro esta idea?
Sin duda, la inflación es un tema popular y estamos de acuerdo con que a medio plazo es probable que nos encontremos en un entorno más inflacionista en comparación con la última década, impulsado por el aumento de los salarios, la desglobalización y la descarbonización. A más corto plazo, esperamos que el impulso inflacionista llegue a su punto álgido a medida que se alivien los cuellos de botella de la oferta, pero sigue siendo probable que los bancos centrales suban los tipos de interés.
En cuanto a la renta variable, es importante identificar a las empresas con poder de fijación de precios, dado el riesgo para los márgenes de beneficio que supone el aumento de los costes de los inputs de producción y los salarios, ya que estas empresas estarán mejor situadas para capear el temporal. Sin embargo, no creemos que la inflación suponga todavía un riesgo sistémico para los mercados, ya que la voluntad de los bancos centrales de empezar a subir los tipos en respuesta a las presiones inflacionistas debería mantener las expectativas de inflación bajo control.
La variante Ómicron del Covid-19 sigue siendo motivo de preocupación
El Covid-19 sigue causando volatilidad, y la última variante, Ómicron, alimenta estas preocupaciones. Es importante dar un paso atrás y reconocer que hemos avanzado mucho desde el primer trimestre de 2020. Los niveles de inmunidad son considerablemente más altos, incluso frente a las mutaciones; los gobiernos han ganado experiencia y reaccionan más rápidamente; y los procesos para desarrollar nuevas vacunas son cada vez más eficientes y ágiles. Los inversores también han desarrollado un sistema para tener en cuenta el virus.
Hemos avanzado mucho desde la extrema incertidumbre de principios de 2020. No obstante, los primeros indicios sugieren que Ómicron puede eludir parte de la protección que ofrecen las vacunas, lo que ya está provocando confinamientos parciales. Será un comienzo de año lento en términos de crecimiento.
En un mundo ideal, estaríamos asistiendo a una fuerte recuperación económica mundial sincronizada que nos permitiría rotar hacia exposiciones más cíclicas y baratas. Pero la llegada de Ómicron hace que esto sea menos probable.
La única área que podría sorprender es China, donde, a diferencia de otras economías importantes, se están llevando a cabo más políticas de estímulo.
Siguen existiendo oportunidades, pero no hay que exagerar
Nuestra mayor preocupación es que tenemos que inclinarnos por tendencias maduras, que están bastante obsoletas y corren el riesgo de agotarse: el excepcionalismo estadounidense (la idea de que Estados Unidos se considera, tanto a nivel nacional como internacional, superior a otras naciones) y la búsqueda incesante de rendimiento.
Dada nuestra expectativa de que cualquier subida de los rendimientos de los bonos será contenida, pensamos que es demasiado pronto para aprovechar las oportunidades de reversión a la media, por muy jugosas que parezcan, y debemos resistir la tentación de exagerar.
A medida que se frena el apoyo fiscal, el sector privado tendrá que tomar el relevo del crecimiento
En los últimos años hemos comparado la economía mundial con una "bicicleta inestable", en la que la falta de impulso económico nos dejaba vulnerables a ser desviados por cualquier ráfaga de viento. La pandemia obligó a los gobiernos a poner medidas de estabilización, permitiéndonos un cierto respiro frente a la volatilidad cíclica. Pero esos estabilizadores se retirarán en 2022 y el sector privado tendrá que tomar el relevo del crecimiento.
Mis compañeros más técnicos describirían la distribución potencial de los resultados como "platicúrtica", es decir, aumentos más atenuados y con riesgos elevados. En términos más sencillos, hay que diversificar el riesgo: no es el momento de hacer grandes apuestas.
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