Perspectivas de inversión para 2026: Unos sólidos beneficios y la inversión continua en nuevas tecnologías podrían seguir apoyando a las acciones globales
Alex Tedder analiza las razones para el optimismo, incluso en medio de valoraciones elevadas, mientras que Tom Wilson explora los factores que podrían sostener la rentabilidad de las acciones de mercados emergentes en 2026.
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Los inversores en mercados desarrollados aún enfrentan altas valoraciones, incertidumbre política y liderazgo sectorial concentrado, pero determinados elementos como unos beneficios sólidos y los avances en IA podrían ofrecer un potencial significativo de crecimiento. Mientras tanto, en los mercados emergentes, las valoraciones siguen siendo razonables, esperamos que el impulso de los beneficios persista. Además, la continua depreciación del dólar estadounidense sería un claro viento a favor. Como siempre, comprender los factores y riesgos únicos presentes en mercados y sectores específicos y en empresas particulares sigue siendo esencial para navegar el panorama global de la renta variable.
Acciones globales: optimismo cauteloso
Por Alex Tedder, Gestor de Carteras y CIO (Renta Variable)
A pesar de la concentración del mercado, las valoraciones relativamente altas y el creciente temor sobre una posible burbuja de IA, las perspectivas para las acciones globales no son necesariamente negativas. Un impulso económico positivo, un sólido apoyo a los beneficios y la inversión estructural en nuevas tecnologías podrían sustentar los mercados globales durante un tiempo más.
Otro año sorprendentemente fuerte
En 2024, en un contexto de incertidumbre macroeconómica y geopolítica, las acciones globales repartieron un 18% en términos de dólares estadounidenses. En lo que va de 2025, a pesar de la volatilidad política continua, los mercados bursátiles globales han vuelto a desempeñarse extraordinariamente bien, distribuyendo una rentabilidad del 20,5% en dólares en el momento de escribir estas líneas.
Hay varios factores en juego. La economía estadounidense sigue siendo sólida, apoyada por un enorme estímulo fiscal (como ocurrió con la Ley One Big Beautiful); altos niveles de gasto de capital, especialmente por parte de las grandes empresas tecnológicas; un sólido crecimiento salarial; y precios bajos de la energía. Las políticas arancelarias del presidente Trump han acelerado la inversión interna en Estados Unidos y, al menos hasta ahora, no han provocado una mayor inflación. El resultado global ha sido un fuerte crecimiento de los beneficios: es probable que los beneficios del S&P 500 aumenten un 13% interanual en 2025. No es sorprendente, por tanto, que los inversores simplemente hayan mirado más allá del ruido geopolítico y se hayan centrado en los fundamentales.
En el resto del mundo, también ha prevalecido el optimismo, con mercados europeos y asiáticos registrando algunos de sus mejores resultados en muchos años. Sin embargo, los motores del retorno han sido hasta ahora ligeramente diferentes, ya que el impulso económico y el crecimiento de los beneficios han sido mucho más moderados en ambas regiones. La revaloración ha sido el factor principal. Los inversores anticipan una recuperación económica en 2026. Las estimaciones generales de consenso son sólidas: se prevé que Europa, Asia y Estados Unidos generen un crecimiento de los beneficios del 12-15% el próximo año.
Las valoraciones son altas, pero podrían mantenerse así (por ahora).
Una preocupación válida es que los mercados ya están descontando un escenario de crecimiento positivo. Casi todos los mercados del mundo parecen caros en relación con la historia reciente, cotizando a múltiplos muy por encima de sus medianas de 15 años. Las medidas fundamentales a largo plazo, como la ratio precio-beneficio ajustada cíclicamente (CAPE) o la medida de capitalización bursátil/PIB (producto interior bruto) (preferida por Warren Buffett), están en rojo. Los escépticos pueden señalar que, históricamente, los mercados siempre han vuelto a la media, lo que sugiere una caída significativa respecto a los niveles actuales. Aunque ese riesgo es un peso que con razón pesa en nuestro debate diario, todas las dinámicas de mercado que hemos señalado aquí nos llevan a creer que esas valoraciones elevadas podrían ser sostenibles por el momento. Es probable que los tipos de interés a corto plazo en muchos países bajen, apoyando a los múltiplos de mercado, especialmente en Estados Unidos. A medida que los niveles de confianza en economías como China, India o Brasil comiencen a mejorar, podría haber una fuerte demanda de activos en estos mercados, especialmente dada la exposición al riesgo diversificada.
Factores estructurales, como la transición de China hacia convertirse en un gigante tecnológico (ya evidente en los sectores de vehículos eléctricos, energías renovables y robótica), probablemente también estén siendo subestimados por el mercado. De manera similar, en Europa, factores estructurales como la infraestructura tecnológica y la transición energética siguen siendo fundamentalmente subestimados, en nuestra opinión. Todos estos factores sugieren que las valoraciones pueden serguir manteniéndose relativamente altas y podrían subir aún más.
La concentración en sí misma no es algo malo
Comprensiblemente, hay mucho énfasis en el grado de concentración en los mercados de renta variable, especialmente en Estados Unidos. Los 10 mayores nombres tecnológicos representan ahora alrededor del 40% de la capitalización bursátil del S&P 500, un récord histórico.
Mirando atrás en el tiempo, está claro que cada etapa importante de la innovación se ha caracterizado por largos periodos de concentración. A diferencia de fases anteriores, la actual ola de innovación impulsada por la tecnología está compuesta por múltiples ciclos de innovación, de los cuales el más reciente (y más rápido) es evidente en el campo de los grandes modelos de lenguaje, también conocidos como IA generativa.
El comportamiento del precio de las acciones de los Siete Magníficos (Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla) ha estado impulsado por una enorme inversión en infraestructura de IA. Como se muestra en la Figura 1, los aumentos en el capex en los últimos años representan una proporción relativamente pequeña de sus flujos de caja operativos. Los mayores gastadores tienen margen para aumentar mucho el gasto si lo consideran oportuno.
Figura 1: Los gastos de capital de los hiperescaladores aún tienen margen para crecer
Fuente: Schroders, Bloomberg a fecha de 31 de julio de 2025. Las cifras se anualizan, las estimaciones futuras se basan en estimaciones de consenso. Los valores mostrados se mantenían en la estrategia, pero el momento de las compras, el tamaño de la posición y la rentabilidad pueden variar entre carteras dentro de la misma estrategia. Las tendencias económicas y de mercado actuales no guían los resultados futuros y puede que estos no se repitan.
A medida que han crecido las cifras, también han aumentado las dudas sobre su potencial retorno de la inversión y la circularidad inherente a la actual cadena de suministro de IA. Con las mayores empresas representando más del 70% del gasto total de capital del S&P 500 este año, no es exagerado decir que el destino del mercado bursátil estadounidense, en su conjunto, depende de la confianza continua en el futuro de la IA.
Por ahora, esa confianza sigue intacta. Hay algunos signos de euforia irracional, reflejados en la rentabilidad desproporcionada de empresas relacionadas con IA sin beneficios ni siquiera ingresos. Sin embargo, la capitalización bursátil total de esas empresas es pequeña. La pregunta mucho más importante en este momento es si los modelos de IA pueden monetizar a un ritmo que justifique los enormes gastos mencionados anteriormente. Ha habido algunas señales alentadoras en este sentido, con Alphabet, la matriz de Google, informando de una contribución importante al crecimiento de ingresos relacionados con la nube, los motores de búsqueda e incluso YouTube vinculados a la IA.
Curiosamente, ChatGPT ya está generando ingresos: unos 20.000 millones de dólares en 2025. Según nuestro análisis, los modelos de ChatGPT podrían generar ingresos de 200.000 millones de dólares para 2030. Esto sitúa la actual valoración de mercado de 500.000 millones de dólares de la matriz OpenAI en un contexto claro. Si la empresa estuviera cotizada, una valoración nada irreal sería diez veces las ventas futuras, lo que implicaría una capitalización bursátil de 2 billones de dólares. Teniendo en cuenta que Nvidia, fabricante de chips de IA, actualmente tiene una valoración de 5 billones de dólares, el entusiasmo por la inversión en IA se vuelve de repente bastante racional.
Conclusión: Avanza con confianza, invierte con cautela
Nuestro optimismo sobre las perspectivas para 2026 no disminuye nuestra conciencia de los riesgos. Si, como esperamos, los mercados siguen subiendo, el riesgo de una corrección importante por definición se vuelve más probable. Esto es especialmente cierto con valoraciones ya en niveles estirados.
El viejo dicho de que los mercados alcistas no mueren de vejez probablemente sea tan válido hoy como siempre. Implica que debe haber un catalizador para que se produzca una corrección sustancial. Por el momento, no hay un catalizador claro a la vista. Sin embargo, tarde o temprano, en nuestra opinión, llegará un catalizador que probablemente provenga del mercado de bonos. Las políticas de Trump, aunque resultan efectivas a corto plazo, están potencialmente acumulando problemas en forma de una mayor inflación y una deuda federal descontrolada. De manera similar, la economía británica, que ya lucha por encontrar vías de crecimiento, podría verse desbordada por el peso del gasto público financiado por impuestos, lo que acabaría requiriendo un rescate.
Hay otros posibles catalizadores, cualquiera de los cuales podría precipitar un reajuste en las valoraciones del mercado a niveles más normales. En tales circunstancias, la mayoría de los activos funcionarán bastante mal. Dentro de la renta variable, sin embargo, existe un grupo de empresas poco valoradas, generadoras de ingresos y bien financiadas que podrían tener un comportamiento relativamente bueno. Una mayor exposición a una selección de acciones del sector salud, el sector del consumo y las empresas eléctricas probablemente ofrecerá una diversificación útil cuando llegue esta corrección.
Tras una buena remontada, ¿se puede seguir argumentando a favor de las acciones emergentes en 2026?
Tom Wilson, Jefe de Renta Variable de Mercados Emergentes
Las acciones de mercados emergentes (EM) han tenido un comportamiento sólido en 2025, superando a las acciones globales. Tras más de una década de bajo comportamiento, ¿estamos en un punto de inflexión y hasta qué punto pueden las acciones emergentes seguir ofreciendo buenos resultados en dólares estadounidenses en 2026?
Los mercados emergentes no son homogéneos, así que conviene analizar los mercados emergentes en relación con sus partes constituyentes. Cuatro países constituyen el 80% del índice de valores MSCI EM Actiones: China, India, Taiwán y Corea.
China se enfrenta a continuos desafíos económicos estructurales y cíclicos: la inversión sigue siendo una proporción demasiado alta del producto interior bruto (PIB), los niveles de deuda están elevados, la economía sufre exceso de capacidad y una deflación persistente y parece estar en una trampa de liquidez. Una crisis inmobiliaria ha dañado materialmente las finanzas del gobierno local y sigue suprimiendo la confianza de los hogares. Sin embargo, China es altamente innovadora y competitiva, lo que, combinado con mejoras continuas en la calidad del producto, está permitiendo tanto la sustitución de importaciones como un aumento continuo de la cuota de mercado de exportación. Su mercado de acciones es muy amplio y podemos encontrar múltiples oportunidades bursátiles idiosincráticas. Además, a corto plazo, la abundante liquidez está demostrando ser un motor más fuerte de los precios de las acciones que el crecimiento nominal. La tensión geopolítica continuará, pero el dominio de China en la gestión de tierras raras y los imanes ha demostrado ser una arma clave a la hora de proteger a China frente a aranceles estadounidenses y otras medidas no arancelarias. Las valoraciones han subido, y aunque hace 12 meses estaban baratas, siguen siendo razonables y seguimos siendo constructivos respecto a China.
India ha ofrecido rentabilidades débiles en dólares estadounidenses en 2025 y ha tenido un comportamiento sustancialmente inferior tras un largo periodo de comportamiento superior. Las valoraciones de la renta variable han mejorado, pero mientras que las valoraciones financieras son atractivas, las valoraciones no financieras siguen siendo caras. La oferta de renta variable ha compensado significativamente los flujos de fondos nacionales en 2024 y 2025, y otras partes de los mercados emergentes han ofrecido mejores valoraciones y un crecimiento de los beneficios similar o superior. Sin embargo, el comportamiento relativo puede cambiar en algún momento. La narrativa del crecimiento estructural es bien conocida. A corto plazo, la baja inflación y un dólar débil han facilitado la flexibilización monetaria, y también hemos visto cierta flexibilización fiscal moderada. Esto debería apoyar una recuperación del crecimiento nominal desde niveles relativamente bajos. Un catalizador adicional podría llegar en forma de alivio arancelario, ya que la prima arancelaria estadounidense sobre la importación india de crudo ruso podría en algún momento eliminarse, incluso si existe un riesgo continuo en torno a las exportaciones de servicios indias hacia Estados Unidos. Por último, si el tema de la IA se amplía, es probable que India se beneficie de una redirección en el flujo.
Esto nos lleva a Taiwán y Corea. Si miramos a sus índicies, enTaiwán actualmente un 85% es tecnología, en Corea representa un 50%. El gasto en hardware de IA ha sido un potente motor de rentabilidad en 2025. Aunque los comentarios de los directivos, la dinámica positiva de beneficios y un aumento sustancial adicional en las previsiones de inversión han reforzado nuestra convicción de que la demanda tecnológica relacionada con la IA seguirá siendo sólida en 2026, existe incertidumbre sobre el capital en 2027. Hay dudas sobre el momento en el que se monetizará la IA, la dilución de resultados entre hiperescaladores y las posibles limitaciones energéticas. En este momento, la tecnología de la información merece una sobreponderción, dado su fuerte impulso en los beneficios, pero las valoraciones han subido y los inversores deberían ser disciplinados a la hora de recortar a las empresas tecnológicas que superan los fundamentales.
Encontrar oportunidades más allá de las cuatro grandes
Dada su escala, los cuatro mercados mencionados dominan la beta emergente. Sin embargo, para los inversores activos, aún existen muchas oportunidades de alfa en el universo. Creemos que las condiciones favorables justifican una asignación de sobreponderación en Brasil. Las valoraciones de las rentas variable son atractivas, el tipo de cambio efectivo real es barato y los tipos de interés reales son muy altos. Las elecciones en Brasil en octubre de 2026 podrían ver al presidente Luiz Inácio Lula da Silva perder frente a un candidato de centroderecha. Un gobierno de centro-derecha más responsable fiscalmente calmaría los temores sobre la sostenibilidad fiscal y provocaría una compresión sustancial en los tipos reales. Esto reduciría el coste del capital, impulsaría una notable recalificación, apoyaría la moneda y impulsaría un aumento de las asignaciones de capital nacional desde niveles bajos. Aunque esto ha sido parcialmente anticipado por los mercados, creemos que el riesgo/rentabilidad favorece a los inversores. Mientras tanto, la baja inflación permitirá cierto grado de flexibilización monetaria en 2026, y la flexibilización de la Reserva Federal y un dólar débil proporcionarían un apoyo adicional.
Figura 2: Tipo de cambio efectivo real en dólares estadounidenses y rentabilidad relativa de las acciones emergentes
Fuente: Bloomberg, Schroders, Macrobond, BEA. Datos más recientes a octubre de 2025. Las tendencias actuales de rentabilidad no son una guía para resultados futuros y pueden no repetirse.
Esto nos lleva a hablar del dólar estadounidense y de las tendencias a largo plazo. Tendemos a anticipar una depreciación del dólar estadounidense en términos estructurales, dada su alta valoración, un apetito reducido por la financiación extranjera de los déficits estadounidenses y el potencial a largo plazo para la monetización fiscal. La depreciación del dólar estadounidense proporcionaría un viento a favor para el comportamiento relativo de las acciones de los mercados emergentes, ya que aliviaría las condiciones financieras y tendrían un impacto positivo en el crecimiento nominal del dólar y sus beneficios. El gráfico de la figura 2 muestra la correlación inversa histórica entre la rentabilidad relativa del dólar estadounidense y de las acciones emergentes. Esto puede combinarse con valoraciones relativas atractivas y una posible estabilización o mejora en el retorno relativo sobre el capital (ROE). Este es el caso más probable para los mercados emergentes pero, como siempre, las perspectivas son inciertas. Mientras tanto, los riesgos clave incluyen un cambio de temática de la IA, la tensión geopolítica y la volatilidad de las políticas. Sin embargo, sea cual sea el desafío, creemos que las acciones de mercados emergentes siguen ofreciendo valor y que los inversores pueden beneficiarse de los beneficios de diversificación y de las oportunidades que ofrece la gestión activa en este mercado.
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