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Acabamos de actualizar nuestras perspectivas económicas globales para los próximos dos años y hemos revisado al alza el crecimiento para 2018: de un 3% a un 3,3%. Esto refleja una ligera aceleración con respecto a 2017, pero, lo que es más importante, supondría el mayor crecimiento registrado desde 2011.
Esta revisión al alza responde a las expectativas sobre la flexibilización de la política presupuestaria estadounidense y sobre un fortalecimiento del comercio a escala global.
Desafortunadamente, un crecimiento más sólido conlleva un aumento de la inflación, que seguramente sorprenda al alza en 2018 tras mostrar una evolución más débil de lo esperado en 2017. La presión sobre los precios se incrementará a medida que la capacidad disponible se vea mermada por el crecimiento, y el aumento del precio del petróleo dará lugar a unos mayores costes energéticos.
Así, en materia de política monetaria, esperamos que las posturas sean ligeramente más restrictivas el año que viene de lo que lo han sido este año.
Frente a nuestras previsiones anteriores, ahora creemos que la Reserva Federal estadounidense llevará a cabo tres subidas de tipos, que el Banco Central Europeo pondrá fin a su programa de expansión cuantitativa en septiembre de 2018 y que el Banco de Japón se verá obligado a reducir sus compras de activos en el marco de su programa de expansión cuantitativa a lo largo del año.
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