Resultado de las elecciones estadounidenses de 2024: implicaciones para los inversores
Los mercados han respondido a la victoria electoral de Donald Trump descontando políticas favorables al crecimiento y una mayor inflación. Los expertos de Schroders comparten sus opiniones a más largo plazo sobre lo que supondrá su vuelta al poder para la economía estadounidense y el comercio mundial, la renta variable global, la renta fija y la transición energética.
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Johanna Kyrklund, directora de Inversiones del Grupo Schroders:
“La victoria de Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos no ha cambiado nuestra postura positiva sobre la renta variable global, con preferencia por las acciones estadounidenses. En su anterior gobierno, Donald Trump se centraba en el Dow Jones como barómetro de su éxito.
Además, seguimos viendo un aterrizaje suave para la economía estadounidense. Es probable que la política fiscal siga siendo de apoyo.
El riesgo clave está en el comercio: podríamos empezar a oír declaraciones de Trump muy pronto. A corto plazo, una postura comercial proteccionista favorece al dólar estadounidense y supone un riesgo para el crecimiento fuera de Estados Unidos. Por ende, cabe esperar que las autoridades chinas continúen con las políticas de estímulo para contrarrestarlo.
Sin embargo, Europa se convierte en un motivo de preocupación, ya que podría quedar atrapada en el punto de mira de un entorno comercial más hostil, sin el liderazgo unificado necesario para hacerle frente.
Seguimos abogando por la inversión en bonos por razones tradicionales: para generar ingresos. Además, el papel de los bonos como diversificadores sigue estando en entredicho por la probabilidad de políticas fiscales expansivas.
A grandes rasgos, seguimos viendo un bajo riesgo de un aterrizaje económico brusco y consideramos que esta administración aumenta el riesgo de que la inflación suba más adelante en 2025 debido a su política comercial y fiscal.
El peor resultado habría sido unas elecciones reñidas, situación que hemos evitado”.
Impacto económico: La victoria de Trump será reflacionaria para la economía estadounidense
George Brown, economista jefe de EE.UU. de Schroders:
“Tras una contienda que parecía reñida, Donald Trump ha logrado una victoria decisiva sobre Kamala Harris. De este modo, se ha convertido en la segunda persona elegida para un segundo mandato no consecutivo como presidente.
La única duda pendiente es si los republicanos se harán también con las dos cámaras del Congreso. Aunque han recuperado el control del Senado, sigue sin estar claro cómo quedará la Cámara de Representantes, hasta que se aclare el resultado de las reñidas elecciones de California y Nueva York.
Sin embargo, el Partido Republicano se perfila también para conservar su mayoría en la Cámara de Representantes. Las apuestas en Polymarket asignan actualmente una probabilidad de más del 90% a la llamada 'barrida roja', un marcado aumento desde el 35% en que se encontraban cuando se cerró la votación en los estados de la costa este.
Trump está, por tanto, bien posicionado para implementar su agenda política. Ha prometido recortar aún más los impuestos y flexibilizar la regulación, a la vez que elevar los aranceles y restringir la inmigración. La combinación de esta serie de medidas será reflacionaria para la economía estadounidense.
Por ello, a finales de este mes elevaremos aún más nuestra previsión de crecimiento del 2,1% para 2025, por encima del consenso. Nuestras previsiones anteriores emitidas en agosto estaban condicionadas por las apuestas de entonces, que apuntaban a un gobierno dividido bajo el mandato de Harris.
La inflación también debería resultar más rígida, lo que refuerza nuestra convicción de que la Reserva Federal (Fed) no llevará a cabo una relajación tan importante como ha indicado que hará. Dada nuestra opinión de que el tipo neutral se sitúa en torno al 3,50%, el regreso de Trump a la Casa Blanca probablemente signifique que la Fed mantenga los tipos por encima de este nivel. (El tipo neutral es un tipo de interés teórico considerado ni demasiado restrictivo, ni demasiado laxo para que el crecimiento y la inflación vuelvan a establecerse en sendas estables y predecibles)”.
Renta fija: las elecciones pueden llevar a un aumento de los rendimientos y a una continua fortaleza del dólar
James Bilson, estratega de renta fija de Schroders:
“A la espera de los resultados definitivos, parece probable que nos encontremos ante una «barrida roja», con los republicanos haciéndose con el Senado y la Cámara de Representantes, así como con la presidencia. Por tanto, esperamos que el mercado siga descontando el impacto de una mayor relajación fiscal y de una política comercial más agresiva.
Es importante no perder de vista que, incluso sin las elecciones, los datos de crecimiento de EE.UU. han sido muy sólidos recientemente. Dada esa fortaleza, cualquier relajación de la política fiscal dificultaría la tarea de la Reserva Federal de llevar y mantener la inflación en los niveles objetivo y aumentaría el riesgo de un «escenario de no aterrizaje» para la economía. (El «no aterrizaje» se refiere a un escenario en el que la inflación se mantiene pegajosa y puede ser necesario mantener los tipos de interés más altos durante más tiempo).
Por lo tanto, creemos que este resultado conducirá a un aumento de los rendimientos, a un comportamiento inferior de los bonos estadounidenses y a una fortaleza continuada del dólar. Los mercados ya se han movido significativamente en esta dirección durante la última semana.
En cuanto al comercio, es probable que la política fluctúe a medio plazo, pero a corto plazo prevemos que la preocupación por el ciclo comercial mundial repercutirá en regiones como Europa, lo que se traducirá en un euro más débil frente al dólar estadounidense”.
Lisa Hornby, responsable de renta fija estadounidense de Schroders:
“La reacción inicial del mercado se tradujo en una subida inmediata de los rendimientos de los bonos del Tesoro, y las curvas de rendimiento se inclinaron (es decir, aumentó la diferencia entre los tipos a corto y a largo plazo). En nuestra opinión, es probable que la horquilla de rendimientos del Tesoro se haya desplazado al alza, y nos sorprendería volver a ver los rendimientos a 10 años por debajo del 3,50% en ausencia de una recesión en EE.UU..
Del mismo modo, la trayectoria histórica sugiere que las curvas suelen empinarse cuando un partido controla todas las ramas del gobierno, por lo que esperaríamos que esta tendencia continúe. Los diferenciales de crédito, o la prima adicional que se gana por asumir riesgo de crédito por encima del tipo sin riesgo, se redujeron significativamente en respuesta al resultado de las elecciones, ya que los mercados pasaron a descontar completamente un contexto más favorable (potencialmente impuestos de sociedades más bajos y reducción de la regulación) para el sector empresarial.
Esperamos que las implicaciones para industrias específicas se aclaren a medida que Trump comience a asignar personal a su administración.
Otros segmentos del mercado de renta fija han reaccionado de forma mixta. Dentro de los mercados emergentes, tanto los diferenciales de grado de inversión como los de alto rendimiento se están comportando bien. Las perspectivas de mayor crecimiento para EE.UU. son beneficiosas para el crecimiento de los mercados emergentes. Sin embargo, los puntos de presión se concentrarán en las divisas de estos mercados.
La tasa neutral de la Fed parece estar subiendo bajo las políticas pro-crecimiento de Trump; creemos que esto hará que el dólar se mantenga fuerte a corto plazo. Dicho esto, los desequilibrios estadounidenses a largo plazo, incluidas las cuestiones fiscales, pueden acabar pesando sobre el dólar a largo plazo.
Aunque las elecciones son un tema de actualidad, no son la principal razón del posicionamiento. En nuestra opinión, el principal reto al que se enfrentan los inversores hoy en día es que la relación riesgo/rentabilidad ha cambiado sustancialmente. En concreto, la cantidad de rentabilidad que los inversores exigen o aceptan por unidad de riesgo ha disminuido drásticamente en comparación con las medias históricas. Mientras que los fundamentales de las empresas están bien respaldados (y quizá aún más con una barrida republicana), los diferenciales de crédito se sitúan en el decil inferior de su rango histórico. Esto sugiere un marco asimétrico de riesgo/recompensa con una probabilidad mucho mayor de caídas que de subidas. La implicación de una posible barrida republicana añade un pilar más de incertidumbre, lo que de nuevo sugiere que debería incorporarse más prima de riesgo a los mercados, no menos”.
Renta variable de mercados emergentes: los aranceles suponen un riesgo
Tom Wilson, responsable de renta variable de mercados emergentes de Schroders:
“Es probable que una administración Trump sea negativa para la renta variable de los mercados emergentes (EM). La posibilidad de una aplicación generalizada de aranceles a las importaciones a EE.UU., con un aumento especialmente significativo de los aranceles a China, es el riesgo más notable para los EM. Los aranceles provocarían probablemente una debilidad de las divisas de los países expuestos, sobre todo por la posible depreciación del renminbi. Por otra parte, la aplicación de aranceles elevados podría suscitar una respuesta política china más significativa para defenderse del impacto sobre el crecimiento.
También existe incertidumbre sobre el impacto real, especialmente en lo que respecta a China: ¿hasta qué punto la amenaza de aranceles elevados es el inicio de un proceso de negociación? E incluso si se aplican aranceles elevados, ¿hasta qué punto se introducirán gradualmente a lo largo del tiempo?
Los aranceles comerciales y otras políticas de la administración Trump pueden ser inflacionistas para EE.UU. El resultado esperado sería la fortaleza del dólar, una mayor inflación, menos relajación monetaria por parte de la Fed y una curva de rendimiento estadounidense más alta. En general, todo esto no ayuda a la rentabilidad de la renta variable de los mercados emergentes, presiona a las divisas y limita la libertad de acción de los bancos centrales.
Otra cuestión es la política exterior estadounidense y hasta qué punto EE.UU. es más aislacionista bajo una presidencia de Trump. Esto podría elevar las primas de riesgo en determinados mercados. En Asia, no esperaríamos que el compromiso de EE.UU. con Taiwán cambiara notablemente, teniendo en cuenta la importancia de Taiwán para los intereses estadounidenses en la cadena de suministro tecnológico. Sin embargo, es importante que la relación con China se gestione cuidadosamente para evitar exacerbar el riesgo.
Puede ocurrir que una administración Trump impulse una resolución más rápida del conflicto en Ucrania. Esto puede tener resultados positivos o negativos (reconstrucción de Ucrania vs la preocupación de que el acuerdo al que se llegue no perdure mucho tiempo). Es probable que uno de los efectos sea un aumento continuo del gasto europeo en defensa.
En cuanto a la reacción inmediata de los mercados, China se mostró débil e India fuerte, mientras que los mercados asiáticos sensibles a la Reserva Federal mostraron debilidad. Esto coincide con las expectativas. La India está menos expuesta que otros mercados emergentes al impacto de las políticas de Trump, por lo que podría mostrarse defensiva a corto plazo. En China, el mercado cuenta ahora con un respaldo político más sólido. A pesar de la incertidumbre comercial, nos mostramos cautos a la hora de desviarnos de nuestra actual visión neutral, dado el potencial de un mayor estímulo político y un posicionamiento de apoyo”.
Renta variable global: los recortes del impuesto de sociedades y la desregulación podrían impulsar a las acciones estadounidenses
Simon Webber, responsable de renta variable global de Schroders:
“Seguimos siendo constructivos con la renta variable estadounidense en una visión a 12 meses, respaldada por un modesto crecimiento de los beneficios, aunque si la curva de rendimientos continúa moviéndose al alza (es decir, los rendimientos de los bonos suben) esto comenzará a afectar a las valoraciones.
Existen algunos riesgos para la rentabilidad empresarial derivados de una victoria de Trump, ya que los aranceles podrían suponer un lastre para los márgenes de beneficio en algunos sectores en los que todavía se depende de los productos importados de China. Mientras tanto, una esperada restricción de la inmigración podría impulsar el crecimiento de los salarios, especialmente en los sectores del consumo y la construcción.
Esto se traduce en una dinámica inflacionista. Las empresas con poder de fijación de precios (la capacidad de subir los precios sin hacer mella en la demanda) deberían beneficiarse de este entorno, aunque la destrucción de la demanda puede ser un escenario factible.
El recorte del impuesto de sociedades propuesto por Trump será claramente un viento de cola para las empresas estadounidenses si se aprueba. La desregulación también debería ser favorable para la renta variable estadounidense, especialmente para los grandes bancos y áreas tecnológicas como la inteligencia artificial (IA) fuera de las empresas tecnológicas de gran capitalización. De hecho, las temáticas de inversión estructural en algunos casos podrían prosperar en una nueva era de Trump en la que es probable que la innovación se vea respaldada por una regulación más laxa para mantener el liderazgo tecnológico estadounidense.
Creemos que la regulación antimonopolio bajo Trump probablemente conllevará un retorno a una política de competencia más laissez-faire en comparación con una administración Harris. Una excepción a esto pueden ser algunas de las grandes empresas de plataformas tecnológicas y de redes sociales, donde JD Vance ha sido claro, declarando que cree que algunas empresas deberían dividirse y otras grandes plataformas tecnológicas tienen un claro sesgo liberal que debe abordarse.
La retórica de Trump sobre los aranceles es seria, pero también es una táctica de negociación. Tendremos que analizar cuidadosamente la implementación real de los aranceles. Si se aplican aranceles generales considerables a todas las importaciones o a solo a las importaciones de China, es casi seguro que la inflación aumente y el gasto de los consumidores se vea afectado.
La política energética y climática fue una de los temas que generaron mayor división entre los dos candidatos a la presidencia. No hay duda de que, bajo Trump, EE.UU. quedará excluido de la mayoría de los esfuerzos globales para abordar el cambio climático. Es probable que la inversión empresarial en la cadena de valor estadounidense en torno a tecnologías climáticas clave se reduzca y la atención se centre en el resto del mundo, donde la transición energética seguirá ganando ritmo.
En 2016, el mercado tomó con sorpresa la victoria de Trump, ya que nadie esperaba realmente ganara. Esta vez, los inversores llevan meses valorando las implicaciones que podría tener la política de Trump. Además, las medidas inicialmente propuestas en 2016 no siempre se mantuvieron. Quizás el mejor ejemplo de esto sea el sector de la energía limpia, que tuvo un desempeño mucho mejor bajo Trump en el período 2016-2020 que bajo Biden en 2020-2024, a pesar de que se aprobó la Ley de Reducción de la Inflación.
La cuestión aquí es que la política y los gobiernos no son los únicos factores que mueven los mercados; es la combinación de valoraciones, ciclos y competencia lo que generalmente domina en el medio plazo".
Transición energética: los incentivos ecológicos están en riesgo, pero el coste para las energías renovables permanece intacto
David Boyce, CEO para Norteamérica de Schroders Greencoat:
“Durante los últimos 15 años, el coste de generar energía a partir de energía eólica y solar se ha desplomado y ahora compite cara a cara con los costes variables de producir energía a partir de combustibles fósiles. Desde una perspectiva de costes para los servicios públicos, las energías renovables se han convertido en una necesidad.
El presidente electo Donald Trump ha insinuado que quiere poner fin al apoyo económico a la industria de la energía limpia, pero puede tener dificultades para eliminar unilateralmente la Ley de Reducción de la Inflación (IRA). Poner fin a los incentivos fiscales “verdes” requeriría el apoyo del Congreso de los EE.UU., que el nuevo presidente tal vez no pueda obtener dado el amplio estímulo económico que ha producido el IRA.
Basándonos en nuestro análisis de datos sobre proyectos de energía verde, hemos descubierto que más del 50% de los nuevos empleos y gastos de capital se han anunciado en estados de tendencia republicana, en comparación con el 20% que se han producido en estados de tendencia demócrata desde la aprobación del IRA.
Aun así, es posible una desaceleración de la transición a la energía limpia, ya que el presidente Trump podría obstaculizar la ley climática a través de acciones ejecutivas, como endurecer las reglas sobre la calificación para créditos fiscales o congelar la implementación de subvenciones y préstamos para proyectos de energía verde.
El presidente Trump también podría recuperar la sección F, que reclasificaría el papel de miles de empleados federales. Al hacerlo, Trump podría ganar mucha influencia sobre el personal de instituciones políticas clave como la Agencia de Protección Ambiental (EPA). Su primera administración recortó los presupuestos de la EPA y limitó sus actividades regulatorias. Estas áreas del gobierno serían particularmente vulnerables a mayores recortes”.
Alex Monk, gestor de acciones de recursos globales de Schroders:
“Es probable que las políticas de la administración Trump sean más inflacionarias. Los costes son un importante impulsor tanto para el desarrollo de proyectos de energía sostenible como para la demanda de bienes de energía limpia por parte de los consumidores. Por lo tanto, el potencial de que se produzca una reducción de la inversión, retrasos en los proyectos en curso y una adopción más lenta de lo esperado por parte de los consumidores de tecnologías clave como vehículos eléctricos, energía solar en los tejados y bombas de calor está sin duda en cierto riesgo.
Si bien el resultado de una barrida republicana crea incertidumbre a corto plazo desde una perspectiva política, creemos que el riesgo de una derogación total de iniciativas clave, como la Ley de Reducción de la Inflación, es bajo.
Es más, la política no es el único motor de la transición energética, y EE.UU. no es el único mercado para las empresas de este espacio. Siempre hemos enfatizado que los impulsores a largo plazo de la transición energética global son tres: 1) mejorar los costes y las tecnologías; 2) la creciente demanda de consumidores y empresas de bienes y servicios energéticos sostenibles; y 3) el apoyo político a largo plazo. En este contexto, si bien el cambiante panorama político estadounidense es indudablemente de poca ayuda, no debería restar atención a la fuerza que tienen otros impulsores que alientan la inversión en esta temática.
Finalmente, en nuestra opinión, las valoraciones en todo el sector de renta variable de la transición energética ya están descontando con creces cualquier perturbación y cambio”.
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