Por qué es importante escalar el impacto, pero con rigor
Un conjunto completo de herramientas de mejores prácticas, principios operativos para guiar los procesos de inversión y un mayor enfoque en los indicadores de datos relevantes para un seguimiento eficaz de la cartera son clave para diseñar estrategias de impacto exitosas, dice Maria Teresa Zappia.
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El gestor de impacto BlueOrchard se creó en 2001 como parte de una iniciativa de la ONU. Su objetivo era proporcionar préstamos a instituciones financieras para emprendedores y pequeñas y medianas empresas en los mercados emergentes.
"Hasta entonces, estas entidades financieras estaban financiadas por bancos de desarrollo, pero surgió la idea de estructurar esta inversión en fondos para que pudieran generar tanto el impacto social de la inclusión financiera como un retorno financiero", explica Maria Teresa Zappia, Chief Impact and Blended Finance Officer de BlueOrchard y Global Head of Impact de Schroders.
Schroders adquirió una participación mayoritaria en la gestora de fondos en 2019, con la idea de aprovechar su experiencia y conocimientos en inversión de impacto. Un equipo de BlueOrchard ha estado trabajando en Schroders desde 2019 para diseñar y construir una oferta sólida en este segmento.
Activos
Schroders cuenta actualmente con 5,250 millones de dólares en activos bajo gestión que combinan todas las estrategias de impacto, incluida BlueOrchard, que sigue centrada en facilitar el acceso a la financiación a los emprendedores en los mercados emergentes. También gestiona dos vehículos de capital privado especializados en seguros climáticos.
"Invierten en toda la cadena de valor: aseguradoras, insure-techs, plataformas de seguros y corredores. La idea es desarrollar productos que protejan a los agricultores y cultivos de los eventos climáticos en mercados donde no suele existir este tipo de cobertura, como Perú, Tanzania, Tayikistán. La idea es facilitar este acceso, que en su caso es especialmente crítico", explica Zappia.
La gestora también invierte en deuda cotizada a través de bonos climáticos y bonos de impacto social. Del total de su cartera, la parte de deuda privada y renta variable sigue centrada en los mercados emergentes, mientras que la deuda cotizada también puede incluir bonos de emisores de mercados desarrollados. Sus equipos de inversión están sobre el terreno, con oficinas en Nairobi, Lima, Singapur y Tiflis.
De ESG a la inversión de impacto
En cuanto a la relación entre ESG e inversión de impacto, Zappia cree que toda inversión debe tener en cuenta primero factores sociales, medioambientales y de gobernanza, para poder plantearse la creación de un impacto social o medioambiental. Por ello, subraya que "es importante tener una buena base en sostenibilidad, como es el caso de Schroders, con su integración, procesos y herramientas. A partir de ahí se puede empezar a diseñar una oferta de impacto en diferentes activos y productos".
Con cerca de 25 años de experiencia en inversión de impacto, BlueOrchard ha estado desarrollando continuamente sus procesos y metodologías, las cuales han sido probadas en diferentes escenarios de mercado, incluyendo varias crisis financieras y geopolíticas.
"Hemos sido pioneros en muchos mercados y seguimos siendo muy proactivos en la gestión de riesgos, el compromiso y el desarrollo de herramientas propias", dice Zappia. "Tenemos un kit de herramientas llamado B.Impact, basado en las mejores prácticas del mercado. Ha sido probado y recalibrado en la práctica. En un mundo todavía emergente como el de la inversión de impacto, esta trayectoria es muy relevante", añade.
El proceso y el impacto
El proceso de inversión comienza evaluando el potencial de cada proyecto, así como los factores que pueden influir en él, como las regulaciones o las cuestiones climáticas. "Con nuestro kit de herramientas, cada equipo de inversión es capaz de analizar el potencial de impacto de cada proyecto".
Los Principios Operativos para la Gestión del Impacto guían cada paso del proceso de inversión, ya sea la selección, el seguimiento de la cartera o la medición, siempre con el impacto en el centro. Para Zappia, "el impacto facilita el acceso a determinados bienes y servicios, de una forma más asequible y de mejor calidad. Tiene que ser una parte central del modelo de negocio y, por supuesto, tiene que ser medible".
Respecto a esta medición, asegura que "desde el principio hemos sido muy rigurosos en la recopilación y codificación de datos. Muchas veces, no se trata de tener muchos indicadores, sino solo los más relevantes". Además, todo el proceso, las herramientas y los resultados de impacto se auditan externamente.
En cuanto al requisito de adicionalidad, Zappia pone más énfasis en la contribución. "La adicionalidad es un concepto complejo. Es por ello que nuestra referencia esencial es la contribución, ya sea nuestra aportación como inversionistas, o la de la empresa. Con esta perspectiva, creemos que es posible que una empresa cotizada genere impacto", afirma.
Impacto en Schroders
Cuando empezaron a trabajar con Schroders, el equipo de BlueOrchard creó una incubadora de impacto para interactuar con los gestores y equipos de inversión y explorar posibles estrategias.
Como parte de ese trabajo conjunto, acaban de publicar el último Informe de Sostenibilidad e Impacto de Schroders Capital, que cubre estrategias de inversión innovadoras en mercados privados con activos bajo gestión de unos 97,000 millones de dólares. Entre ellas, una iniciativa que acaba de comenzar en el Reino Unido y que se centra en el acceso a viviendas sociales asequibles. También están trabajando con Schroders Greencoat, líder especializado en infraestructuras renovables adquirido en 2022.
En cuanto a la inversión medioambiental, Zappia subraya la necesidad de no centrarse exclusivamente en la mitigación. "Somos una de las pocas gestoras que tienen estrategias de adaptación; es importante invertir en resiliencia climática ahora. Es un tema urgente, pero no hay soluciones fáciles, por eso creemos que nuestros productos de seguros climáticos son muy relevantes".
Con un mercado global de inversión de impacto de aproximadamente 1.6 billones de euros, Zappia cree que es importante "escalar el impacto, pero con rigor".
Este artículo se publicó por primera vez en Funds People.
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