¿Estamos subestimando el impacto del cambio climático?
Las preocupaciones en torno al creciente impacto de los riesgos físicos asociados con el calentamiento global exigen un análisis más profundo de sus posibles consecuencias económicas.
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La temperatura media global de la superficie aumentó 1.45 °C por encima de los niveles preindustriales en 2023, lo que convierte al año en el más cálido registrado. A medida que el calentamiento global se intensifica, los fenómenos meteorológicos extremos se han vuelto más frecuentes y sus daños económicos más significativos. Dado que el cambio climático se está convirtiendo en un problema cada vez más apremiante, es extremadamente importante que los inversionistas comprendan sus impactos en la economía al tomar decisiones de asignación de activos.
Esto no es nuevo. Pero lo que sí lo es, es que los científicos del clima pronostican que las cosas empeorarán mucho antes de lo que predicen muchos modelos económicos convencionales. Las economías y los mercados financieros se enfrentan a mayores riesgos a la baja. Hay incertidumbre en todas estas proyecciones, y este es solo uno de los escenarios posibles. Los inversionistas deben entender cómo podrían comportarse sus carteras si se materializan las previsiones de los científicos del clima, y qué medidas pueden tomar hoy para mitigar los riesgos.
¿Qué predicen los modelos económicos populares?
Si bien existe un fuerte consenso en que un mundo más cálido significa una economía global más pobre, las estimaciones económicas tienden a situarse en un rango muy amplio. Esto no es sorprendente dado el alto grado de incertidumbre que rodea a los escenarios climáticos futuros y el profundo vínculo de varios sectores y ecosistemas. Por ejemplo, se estima que la pérdida total del PIB mundial para 2100 con un calentamiento de 4 °C se situará entre el 4% y el 23% (gráfico 1). Aquí mostramos el impacto estimado de las temperaturas más altas en estudios económicos recientes.
Es importante destacar que, si bien una caída del PIB del 23% puede parecer un gran golpe para la economía, cuando se observa el daño anual, el costo económico se estima en menos del 0.4% anual, incluso en el caso más severo estimado por los economistas.
Esto contrasta con las expectativas de los científicos del clima, que pronostican una extinción masiva (es decir, el fin de gran parte de la vida en la Tierra) si las temperaturas aumentan más de 5 °C con respecto a los niveles preindustriales. Si bien 5 °C estaría en el extremo superior de las cifras de la tabla anterior, el impacto en el PIB sería obviamente mucho mayor de lo que sugiere cualquiera de estas cifras.
Un grupo de científicos internacionales del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático y el Centro de Resiliencia de Estocolmo predicen que, incluso a 1.5 °C, los modelos económicos pasan por alto el verdadero grado de riesgo. A estas temperaturas, existe una probabilidad significativa de pasar por múltiples puntos de inflexión climáticos, particularmente alrededor de las principales capas de hielo. Cuando grandes partes del sistema climático cruzan un umbral de calentamiento y comienzan a cambiar por sí mismas, esto se denomina punto de inflexión. Puede tener graves consecuencias, como un gran aumento del nivel del mar por el derretimiento de las capas de hielo y las emisiones de carbono del suelo congelado que se descongela. Otro equipo internacional de científicos predice que incluso si se cumplen las reducciones de emisiones de carbono exigidas en el Acuerdo de París, podría haber un grave impacto climático. Por ejemplo, dentro del escenario de París existe el riesgo de que la Tierra entre en lo que llaman condiciones de "Tierra de invernadero", donde el nivel del mar aumentaría entre 10 y 60 metros.
Revisar los daños causados por el cambio climático
Existe una creciente preocupación por el hecho de que los modelos económicos actuales, incluidos los que utilizamos en el nuestras previsiones de rentabilidad a 30 años, puede estar subestimando los riesgos del cambio climático.
Para nuestras previsiones de rentabilidad a 30 años, una "función de daños" incorpora el impacto económico del cambio climático a través de las previsiones de productividad a largo plazo. La que utilizamos se deriva de la metodología de Burke, Hsiang y Miguel (BHM; 2015). Esta función muestra una relación no lineal entre el crecimiento de la productividad y la temperatura media.
Los países más cálidos se ven afectados por el aumento de la temperatura, pero, como se explica en nuestro informe de resultados de 30 años, se supone que la productividad de los "países fríos" aumentará a medida que aumenten las temperaturas anuales (gráfico 2). Esta relación sugiere que el cambio climático está destinado a crear ganadores y perdedores, ya que se pronostica que las economías con bajas temperaturas experimentarán un impulso gracias a un mundo más cálido, mientras que los países más cálidos sufrirán.
Sin embargo, cada vez hay más argumentos por parte de los científicos del clima de que los riesgos físicos del cambio climático podrían ser mucho mayores y distribuirse de manera diferente en todo el planeta. Esto se debe principalmente a una combinación de dos factores. En primer lugar, los científicos del clima confían cada vez más en que, a medida que las temperaturas aumenten más de 2 °C por encima del nivel preindustrial, es probable que la economía global se vea afectada negativamente por los cambios en el entorno físico.
Como se puso de relieve en un reciente Estudio académico, los científicos confían ahora más en que el aumento de las temperaturas dará lugar a ciclones tropicales más fuertes, impactos de calor extremo, inundaciones y sequías más frecuentes e intensas. Además, creen cada vez más que el calentamiento global provocará la desestabilización de las capas de hielo y los glaciares y el consiguiente aumento del nivel del mar.
En segundo lugar, la mayoría de las funciones de daño utilizadas por los responsables políticos para cuantificar el riesgo al que se enfrenta la economía como resultado del cambio climático solo tienen en cuenta las temperaturas medias globales de la superficie. Excluyen otras medidas importantes, como la volatilidad de la temperatura. Esto es importante, ya que la volatilidad de la temperatura afecta directamente a la frecuencia y gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos. Como se analizará en la siguiente sección, este segundo factor podría tener un impacto profundo y negativo en las perspectivas de los países más fríos en particular. Los mercados desarrollados serían los más afectados.
Nuestra investigación conjunta con Oxford Economics introduce una función de daño revisada que incorpora estas anomalías de temperatura (es decir, desviaciones de los promedios de temperatura a largo plazo), además de los promedios de temperatura. Esto nos permite tener en cuenta factores como la volatilidad de la temperatura y los fenómenos meteorológicos extremos, lo que nos da una imagen más clara de la forma de la distribución de la temperatura más allá de la media.
Al tener en cuenta las anomalías de temperatura, la volatilidad y la asimetría en las distribuciones de temperatura, la función de daño produce una relación más severa con la actividad económica, con importantes implicaciones para las perspectivas de crecimiento-inflación de la economía.
Escenario de Reducción Climática
Nuestro escenario de Reducción Climática se desarrolla sobre la función revisada de daños. Este enfoque tiene como objetivo crear un escenario que, si bien es grave, permanece dentro del ámbito de la posibilidad. Nuestro objetivo final es explorar cómo podría ser un escenario de desventaja climática. La investigación de funciones alternativas de daño es una de las formas de examinar las posibles trayectorias futuras asociadas con los riesgos climáticos a la baja.
El gráfico 3 muestra cómo se desarrollan los riesgos físicos y de transición en nuestro análisis de escenarios. Los riesgos físicos son como su nombre lo indica. Los riesgos de transición son las consecuencias económicas de las medidas adoptadas para pasar a una trayectoria de temperatura más baja.
En nuestro escenario de Reducción Climática, los riesgos de transición son bajos, ya que se supone que los gobiernos no tomarán las medidas necesarias para cumplir sus objetivos climáticos, es decir, no habrá mucha transición. Este fracaso da lugar a un panorama energético que sigue dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles, con un aumento de la producción de petróleo, gas y carbón hasta 2050. En realidad, las graves consecuencias de tal escenario significan que la probabilidad de que no genere ninguna respuesta es baja. Sin embargo, puede ser útil comprender la magnitud del impacto si se produjera.
Por el contrario, en el escenario de Transición Retrasada, que utilizamos como referencia para nuestras previsiones a 30 años, logramos cumplir en cierta medida nuestros objetivos de cero emisiones netas. Pero debido a que el gobierno retrasa su acción, la transición es caótica, dañina y costosa, lo que resulta en un impacto mucho mayor debido al aumento de los precios del carbono, aunque los daños físicos son menores.
El bajo nivel de ambición climática en el escenario de Reducción Climática se refleja en un mayor calentamiento global. En este escenario, se espera que las temperaturas aumenten a alrededor de 2.2 °C para 2050, por encima de 1.9 °C en las Políticas Actuales y 1.6 °C en la Transición Retrasada. Como resultado, los costos físicos son más severos.
Impacto en el PIB
El mayor nivel de calentamiento y la adopción de una función de daño con anomalías de temperatura conducen a un impacto más significativo en el PIB global. De aquí a 2050 se producirá una disminución del 20% del PIB global en el escenario de la Reducción Climática en relación con el escenario de Políticas Actuales (gráfico 5). La disminución del PIB prevista en la Transición Retrasada en relación con las Políticas Actuales es de alrededor del 4% para 2050, ya que el impacto en la economía de un aumento repentino y pronunciado de los precios del carbono se ve mitigado por riesgos físicos menos graves.
También es importante tener en cuenta que los riesgos físicos aumentan considerablemente durante nuestro horizonte de pronóstico en nuestro nuevo escenario, ya que las temperaturas más altas conducen a una mayor volatilidad de la temperatura. En consecuencia, los eventos extremos son más frecuentes, y la caída del PIB será más significativa a partir de 2040.
En el escenario de la Reducción Climática, el impacto en la economía global es ahora mayor, ya que se espera que todas las economías experimenten una caída del PIB, como se muestra en el gráfico 6. Con la aplicación de la función revisada de daños, una serie de países fríos, que casualmente son la mayoría de las economías desarrolladas, se enfrentan a daños económicos más graves. Esto es diferente a los enfoques estándar, como el modelo BMH, que implica que los países más fríos se beneficiarán del calentamiento inicial.
Se pronostica que Canadá, EE. UU. y la eurozona experimentarán el mayor impacto en el PIB en la Reducción Climática en comparación con la Transición Retrasada. Esto se debe al hecho de que es probable que se calienten más rápido que otros, al estar más cerca del Ártico, la región de calentamiento más rápido del planeta. Un aumento más rápido de la temperatura en las regiones del hemisferio norte significa mayores anomalías de temperatura y volatilidad y, por lo tanto, fenómenos meteorológicos extremos más severos que afectan a estas economías.
En este escenario, se prevé que la eurozona, Japón y Brasil tengan un crecimiento totalmente negativo en los próximos 30 años. Estados Unidos es apenas positivo. Los riesgos a la baja no deben subestimarse.
¿Qué significa esto para la inflación?
Los riesgos físicos y de transición tienen un efecto significativo en la producción económica, y también influirán en la inflación. El impacto sobre la inflación es inicialmente mucho mayor en la Transición Retrasada que en la Reducción Climática. Esto se debe a que, en el escenario de transición, vemos un fuerte aumento de los precios del carbono a partir de 2030, lo que conduce a una escalada de los precios de la energía. A medida que las economías tienden a alejarse de los combustibles fósiles y comienzan a depender más de fuentes de energía más limpias, el impacto en la inflación disminuye en el escenario de transición.
En comparación, la inflación tiende a aumentar en nuestro escenario de Reducción Climática en las próximas décadas debido a la escalada de los aumentos de temperatura y la mayor volatilidad en los cambios de temperatura. Los fenómenos extremos más frecuentes provocan escasez de recursos, especialmente en torno a la disponibilidad de agua, tierras cultivables y ciertos productos básicos, lo que da lugar a una inflación de costos. A medida que aumentan las temperaturas, los precios de los insumos también aumentan, lo que provoca perturbaciones en el lado de la oferta que se intensifican a lo largo de nuestro horizonte de pronóstico.
Qué significa para los inversionistas: el impacto en los rendimientos a 30 años
Los cambios en la actividad económica afectan a nuestras previsiones de rentabilidad a largo plazo. Las mayores presiones inflacionarias en la Reducción Climática significan mayores rentabilidades nominales. Si eliminamos el impacto inflacionario, las rentabilidades reales ofrecen una imagen más clara de los riesgos para las rentabilidades de las clases de activos, como se muestra en el gráfico 8.
En particular, dado el impacto en la actividad económica que se espera para los mercados desarrollados, los rendimientos anualizados de la renta variable real de EE. UU. y otros mercados desarrollados son casi la mitad de lo que eran en el escenario de Transición Retrasada. Los rendimientos de las acciones de los mercados emergentes también son más bajos, pero son los mercados desarrollados los que más sufren. Los rendimientos reales en efectivo de las economías del G4 son negativos en nuestro horizonte de previsión a 30 años.
En este escenario, los rendimientos reales ajustados al riesgo son más bajos en general. Nuestro análisis sugiere que a los inversionistas les resultará cada vez más difícil generar rendimientos superiores a la inflación en los niveles que pueden esperar. Esto pone de manifiesto la importancia de incorporar los riesgos físicos en las decisiones estratégicas de asignación de activos.
Desde el punto de vista de la asignación de activos, la balanza se inclina a favor de la renta variable de los mercados emergentes frente a los mercados desarrollados en este escenario. También es probable que un entorno estanflacionario haga que los bonos sean un diversificador menos fiable del riesgo de renta variable. Como venimos argumentando en los últimos años, los inversionistas tendrán que tener en cuenta una gama más amplia de activos para gestionar el riesgo en las carteras. Esto incluye las materias primas, que creemos que puede ser compatible con enfoques sostenibles de inversión.
También esperamos que este análisis sirva como una llamada de atención. En lugar de la relativa falta de respuesta por parte de los responsables de la formulación de políticas que se asume en este escenario, se esperaría que las consecuencias físicas a tal escala impulsaran una reacción, aunque las cosas podrían empeorar antes de que se produzca esta respuesta. Se produciría un auge de inversión en mitigación del cambio climático (cómo combatimos el cambio climático) y adaptación al cambio climático (cómo nos adaptamos al cambio climático y cómo nos enfrentamos a él), lo que beneficiaría a las estrategias de inversión enfocadas en estas áreas.
Conclusión
El futuro al que nos enfrentamos está plagado de incertidumbre, una condición que se ve agravada por el cambio climático. Nuestro escenario más probable sigue siendo el de una transición costosa y desordenada: nuestro escenario de Transición Retrasada. Sin embargo, nuestro análisis revela que el enfoque exclusivo en la temperatura media en los modelos actuales podría llevar a una subestimación sustancial del impacto del calentamiento global en la economía y los mercados financieros.
Como resultado, existe la necesidad de explorar el escenario de la Reducción Climática. Nuestro análisis ofrece una comprensión más matizada de los riesgos de reducción climática, lo que sugiere que es posible que estemos subestimando el potencial de daño y, por extensión, que no estemos suficientemente cubiertos contra estos riesgos. Esto tiene profundas implicaciones para las decisiones de inversión, lo que subraya la necesidad de una recalibración de las evaluaciones de riesgos y las asignaciones de activos a la luz de estas amenazas emergentes.
El escenario alternativo presentado en este documento también tiene implicaciones importantes para los responsables de la formulación de políticas. En particular, nuestros resultados ponen de manifiesto un panorama más estanflacionario para la economía mundial. Las perturbaciones inducidas por el clima tienen un fuerte impacto en la productividad, lo que provoca importantes descensos del capital y la producción, pero también conduce a una mayor inflación, ya que los desastres climáticos provocan cambios sustanciales en las estructuras de costos. La menor producción se combinará con costos marginales más altos, lo que impulsará la inflación. Esto creará graves desafíos para los bancos centrales, aumentando la disyuntiva entre el objetivo de estabilizar la inflación y apoyar el crecimiento.
Como hemos dejado claro, nuestro nuevo escenario climático no permite ninguna respuesta política al deterioro de las condiciones y al aumento de los riesgos físicos, por lo que es una visión del "vaso medio vacío" desde esta perspectiva. Sin embargo, vale la pena destacar que también estamos abordando solo algunos de los riesgos que actualmente faltan en los modelos económicos actuales. Por lo tanto, si bien hemos incorporado el impacto de la mayor volatilidad de la temperatura en la economía, lo que nos pone más en línea con las predicciones de los científicos del clima, todavía faltan algunos riesgos clave en la evaluación.
Los cambios en los patrones migratorios, la liberación de gases de efecto invernadero de importantes sumideros de carbono como los océanos y los bosques, la destrucción de la biodiversidad y el colapso de los ecosistemas son factores que tendrán un profundo impacto en la economía. Por ahora, sin embargo, siguen sin ser tomados en cuenta en este análisis. Esto sugiere que aún queda mucho por hacer para obtener una imagen más completa de los desafíos a los que nos enfrentamos. Esto es necesario para permitir que los inversionistas, los responsables políticos y las partes interesadas tomen decisiones informadas que tengan en cuenta toda la gama de posibles resultados asociados a un mundo más cálido.
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