¿Dónde residen las oportunidades en el private equity?
Ha sido un período de excelente rendimiento para el private equity en todo su espectro. En este artículo, nuestros expertos explican por qué la rentabilidad ha sido tan fuerte y ofrecen sus puntos de vista sobre lo que sucederá después.

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Incluso en medio de los trastornos provocados por la pandemia, el private equity atrajo entradas de capital. El rendimiento en 2020 fue sólido y 2021 está destinado a ser impresionante. ¿Por qué el private equity se ha mantenido tan sólido si los inversores enfrentaron tantos desafíos?
Para comenzar, el private equity tiene forma. A largo plazo, el private equity ofrece mejores resultados por sobre casi todo. El private equity supera a otras alternativas, al capital público y a la renta fija, y en casi cualquier período de tiempo de uno a veinte años.
Titularidad activa y sesgo sectorial
Existen dos razones principales para la resiliencia.
La primera es que la titularidad de activos en private equity es muy activa. Los equipos de gestión ágiles pueden impulsar el crecimiento, y el grado de flexibilidad y cambio significa que las empresas private equity pueden adaptarse muy rápidamente.
La segunda razón clave de la resistencia a la pandemia es la fragmentación de la industria. El private equity tiene un enfoque más fuerte en las industrias que tuvieron un buen desempeño cuando los confinamientos provocaron trastornos en muchas otras, en especial en la industria de la salud y la tecnología. A grandes rasgos, el private equity tiende a focalizarse en industrias menos cíclicas y respalda modelos innovadores y disruptivos que reducen aún más la dependencia en la fuerza de la economía.
Donde están las oportunidades: piense en pequeño, piense en emerger.
El COVID-19 aceleró el cambio en muchos segmentos, a veces provocando que empresas e industrias avancen o retrocedan 10 años, solo en el último año. De cara al 2022, se espera más de lo mismo.
En particular, creemos que las empresas de pequeña y mediana capitalización ofrecen grandes oportunidades para el año que viene. A medida que el private equity ha madurado y evolucionado, los inversores ahora pueden focalizarse en gestores cada vez más especializados, lo que les permite apuntar a objetivos de sustentabilidad, así como a la creación de valor a través de la transformación empresarial y operativa. Finalmente, la dinámica de fijación de precios es más atractiva y los dueños de negocios de esta escala buscan hacer crecer sus mercados, no solo su rentabilidad.
Existen otras dos áreas para destacar que, según nuestra opinión, están generando muchas oportunidades. Además de la pequeña y mediana capitalización, los mercados emergentes (ME) son atractivos. Todos los que viajan, o solían viajar, habrán sentido en los mercados en crecimiento el increíble espíritu emprendedor allí impregnado.
En muchos de estos mercados, la velocidad a la que están madurando está en aumento. Las tendencias de crecimiento demográfico y del PBI tienden a favorecer a los ME y, a medida que muchas economías en desarrollo emergen de la pandemia, estamos viendo oportunidades para cubrir las brechas de financiamiento y capacidad. Muchas empresas necesitan capital de crecimiento y los múltiplos de entrada y las valoraciones son muy atractivas en el entorno actual.
El mercado liderado por GP (General Partners o socios colectivos) es otro espacio interesante que ha surgido en el private equity en los últimos años. Las transacciones lideradas por GP permiten que los socios colectivos retengan el control de las empresas estrella más allá del vencimiento inicial del fondo. La pandemia impulsó a los socios colectivos a convertirse en inversores activos. A medida que los socios colectivos buscaban apoyar a las empresas buenas a través de una crisis de demanda sin precedentes, pero que resultó ser transitoria, estalló la cantidad de estas transacciones.
¿Cuáles son los riesgos?
La cuestión más evidente, acerca de la cual la mayoría de los inversores ha pasado algún tiempo reflexionando tanto en los mercados privados como en los públicos, son las valoraciones. A medida que aumentan las preocupaciones en torno al retiro de estímulos, y cómo esto podría afectar la liquidez en los mercados públicos, las preocupaciones sobre las valoraciones se están volviendo más agudas.
La verdad es que las negociaciones, si existiesen en el mercado hoy, son pocas y espaciadas. Nos ha preocupado mucho la búsqueda de la calidad. La pandemia ha sido un recordatorio de que no es posible saberlo todo. Los buenos modelos pueden ser increíblemente valiosos, pero el mundo está lleno de personas, no de modelos. Por lo tanto, se debe trabajar con una administración muy fuerte que pueda cambiar y evolucionar con el tiempo.
Es importante tener la cantidad de recursos y las habilidades especializadas para llegar donde está el valor. Por ejemplo, tenemos la ventaja adicional de la experiencia y la perspectiva de nuestros expertos en renta variable en la inversión en ME. Los mercados emergentes o en crecimiento siempre se han considerado más riesgosos que los mercados desarrollados. Durante los últimos 20 años, nos hemos centrado en mitigar y gestionar ciertos riesgos, y garantizar que el riesgo y el potencial de rentabilidad se encuentren en línea.
Creemos que la inversión exitosa en mercados en crecimiento depende de la experiencia local, por lo que la mayoría de nuestros equipos de inversión que invierten en mercados emergentes se encuentra allí. Contamos con un marco de gestión de riesgos muy robusto y un proceso de inversión estructurado que nos ayuda a gestionar este riesgo. La forma en la que actuamos en la pandemia nos da mucha confianza en que nuestro enfoque es confiable.
Sustentabilidad e impacto
No hace falta decir que el mercado se ha movido hacia una inversión más sustentable y una inversión con impacto positivo. El capital es esencial para abordar desafíos globales como el cambio climático y la desigualdad. El private equity se presta especialmente bien para la inversión de impacto, dada la mayor proximidad a los activos y las menores barreras de información.
La atención se centra ahora en una medición coherente, transparente y repetible. A pesar del aumento de perfil de un "enfoque ESG", la sustentabilidad todavía se ve con cierto escepticismo en función del impacto en la rentabilidad financiera. Pero los efectos negativos de prácticas en materia ESG más débiles se acumulan con el tiempo. Las mediciones consistentes podrían evitar el desarrollo de problemas. Estamos viendo el ingreso de gestores al mercado con más ofertas temáticas y un impulso hacia la recopilación de datos sobre el impacto y la sustentabilidad.
Es posible que la pregunta se cambie pronto. Sería: "¿todavía puede obtener rentabilidad si no tiene en cuenta el impacto?".
Podemos demostrar que, durante las últimas dos décadas, los inversores han asegurado la rentabilidad de las tasas de mercado a medida que avanzaban en causas importantes como la mitigación de la pobreza o la adaptación y mitigación del cambio climático. Existen muchas oportunidades en los ME para elegir un resultado de impacto específico, lo que nos permite ser selectivos y seleccionar los objetivos correctos tanto desde una perspectiva de impacto como de rentabilidad.
Democratización del private equity
La democratización es un desarrollo cautivador y probablemente formará parte de lo que llamamos “private assets 4.0”, la siguiente fase de los mercados de activos privados en general.
La mayoría de los inversores en private equity han sido históricamente fondos de pensiones, compañías de seguros, bancos, etc. Las estructuras han sido generalmente estructuras de sociedades de responsabilidad limitada (LP, Limited Partnership) de 10 años, las cuales aún dominan por completo el panorama porque se ha demostrado que funcionan y le gustan a la mayoría de los inversores.
Sin embargo, más recientemente, hemos visto estructuras más líquidas y semilíquidas, que en gran medida caen en uno de los siguientes dos campos:
- El primero son los vehículos que tienen suscripciones y reembolsos mensuales o trimestrales.
- Los segundos son los vehículos que cotizan en bolsa, como los fideicomisos de inversión, donde las decisiones de los inversores de comprar o vender sus participaciones no incitan al fideicomiso a vender inversiones de cartera.
Ambas estructuras significan que es más fácil para los inversores minoristas invertir en private equity, en el que las estructuras GP/LP más tradicionales habrían impedido el acceso.
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