¿Qué indican los datos sobre la siguiente fase de la pandemia del COVID-19?
Con las economías en continua reapertura a ambos lados del Atlántico, analizamos lo que podría estar a la vuelta de la esquina mientras nos acercamos a una nueva etapa en la pandemia mundial.
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¿Qué ha pasado desde principios de septiembre en los Estados Unidos y el Reino Unido?
La variante Delta del COVID-19 es la clave para entender las tendencias actuales en torno a la reapertura de la economía mundial. Los países que tenían como objetivo alcanzar el llamado "Covid Cero" han concluido que esta estrategia no funciona muy bien frente a un virus que se propaga mucho más rápido y llega más lejos que la cepa original. Países como la India, Sudáfrica y los Estados Unidos, en los que parecía que las variantes anteriores se habían vuelto endémicas, fueron golpeados por una nueva ola de infecciones durante la primavera y el verano. Sin embargo, parece que en esos países se está llegando al final de la ola.
A pesar de que algunas economías se están volviendo a abrir, la movilidad y la socialización aún no ha vuelto a alcanzar los niveles previos a marzo de 2020. Esto tiene un efecto sobre la propagación del virus, a pesar de que no existen restricciones legales sobre lo que se puede hacer.
Los niveles de miedo son un indicador útil para hacer un seguimiento. Nuestros datos muestran que el porcentaje de personas en los Estados Unidos que dicen que le temen al COVID-19 actualmente es del 55 %, frente al 35 % en junio. Indudablemente, esto tendrá un efecto dominó ya que las personas evitan participar plenamente de la reapertura de la economía. El miedo debería reducirse a medida que bajan los casos.
¿Qué tendencias hemos visto en el Reino Unido que se podrían replicar en los Estados Unidos este otoño?
El Reino Unido fue la primera economía desarrollada fuertemente golpeada por la variante Delta y esto les dio una idea a otros países de lo que ocurriría si Delta se volviera prevalente en medio de un programa de vacunación.
Las diferencias regionales en el Reino Unido pueden ser un área útil de comparación. El Reino Unido observó un aumento en los niveles de infección a mediados de julio como resultado de las reuniones de personas en pubs y hogares privados para ver los partidos de fútbol de la Eurocopa 2020. A su vez, Escocia experimentó algo similar, pero con anterioridad, cuando su selección nacional fue eliminada de la competencia en la primera etapa.
A pesar de que esta ola ha disminuido desde entonces, inicialmente preocupó a los epidemiólogos y al gobierno, y los diferentes destinos de los dos equipos ayudaron a revelar cómo los modelos epidemiológicos dan sentido a las dinámicas del virus.
Con el reinicio de la temporada de fútbol americano y los estadios sin limitaciones de capacidad, se espera que esto de lugar a picos en la cantidad de nuevos infectados.
-- Una imagen de la economía mundial en septiembre de 2021
¿Los gobiernos de ambos lados del Atlántico establecerán nuevas restricciones por el COVID-19 a medida que se acerque el invierno?
Ahora, el camino parece ser uno con menos restricciones en los Estados Unidos, especialmente con los casos en la cresta en lugar de continuar escalando.
A pesar de que las tasas de infección varían, en general se espera que los casos en los Estados Unidos comiencen a bajar a partir de ahora, ya que el virus se está quedando sin individuos pasibles de ser infectados. En algunos países, como Brasil, a raíz de una tasa alta de infección (que ha dejado un número muy alto de muertes) y una tasa alta de vacunación, los comportamientos han vuelto prácticamente a la normalidad con muy pocas restricciones.
El año pasado, las medidas de confinamiento fueron necesarias porque prácticamente nadie tenía ninguna forma de inmunidad frente al COVID-19. Sin embargo, con un gran número de países con una inmunidad combinada por las vacunas y natural por infecciones previas, es poco probable que los sistemas de salud vuelvan a colapsar de la misma forma.
Es posible que veamos un aumento en el número de casos y que los hospitales se vuelvan a llenar durante el invierno, pero tendremos el efecto de la población que elige socializar y juntarse menos, como estamos viendo ahora, que ayudará a reducir la cantidad de infectados.
Se espera que el cambio climático tenga un efecto. Por ejemplo, se han registrado casos en algunos de los estados del sur de los Estados Unidos, como Luisiana y Florida, que comienzan a caer desde los picos máximos. En oposición, en estados como Virginia Occidental y Pensilvania las infecciones están comenzando a crecer.
El COVID-19 es un virus que se transmite por el aire y se propaga mejor cuando las personas respiran el mismo aire. El verano en el sur de los Estados Unidos es tan caluroso que la gente socializa en interiores con el aire acondicionado encendido, facilitando la propagación del virus. A medida que viene el frio, vuelven a juntarse al exterior. Por la misma razón, los estados del norte de los Estados Unidos registrarán un aumento en los casos, o una disminución más lenta, a medida que hace demasiado frío para encontrarse con otras personas al exterior.
¿Cuál es el riesgo de que existan otras mutaciones del virus como vimos con Alpha y Delta?
Es muy difícil cuantificar el riesgo, pero todas las enfermedades infecciosas mutan cuando están dentro del cuerpo. Este es el riesgo de tener niveles altos de infectados entre una población: existen más oportunidades para que cualquier virus evolucione. No podemos saber si veremos otra variante en el futuro con el nivel de ventaja que tenía Delta sobre las variantes anteriores, pero definitivamente el riesgo sigue existiendo.
¿Serán necesarias vacunas de refuerzo para que los Estados Unidos y el Reino Unido vuelvan a la normalidad?
A pesar de que existe evidencia de que la inmunidad eventualmente disminuye después de estar completamente vacunado, eso sucede en los anticuerpos que funcionan como la “primera línea” de la defensa inmunológica.
A su vez, existen las Células T y Células B que recuerdan cómo producir esos anticuerpos, por este motivo en la mayoría de las personas la protección contra la muerte sigue siendo alta mucho tiempo después de la vacunación.
Se puede hacer una buena comparación con la hepatitis B, ya que se ha establecido claramente que se necesitan tres dosis de la vacuna para tener inmunidad completa contra ese virus. La variante Delta parece ser un virus que, como la hepatitis B, necesita una tercera dosis para brindar una protección duradera. Sin embargo, mantener este planteo presenta un dilema ético. Actualmente, la mayoría de los países en desarrollo no tienen buenas tasas de vacunación y existe el argumento de que esa tercera dosis debe reservarse para quienes aún no se han vacunado por primera vez. No obstante, para ofrecer a su población la mejor protección contra Delta, los gobiernos probablemente necesiten aplicar una tercera dosis.
En términos de normalidad prepandemia, es posible que muchos países necesiten aumentar la capacidad hospitalaria a largo plazo para absorber al mismo tiempo las olas invernales del COVID-19 y de la gripe.
-- ¿Cómo están progresando los programas de vacunación en los mercados emergentes?
¿Qué pasará en los países que siguieron una estrategia Covid Cero?
Hay dos formas en las que un virus como el COVID-19 deja de ser una amenaza: primero, si no existe en el país en absoluto y, segundo, si hay suficiente inmunidad como para controlar el virus y no tener un impacto en el sistema de salud. Sin embargo, la primera estrategia requiere que el país básicamente cierre la frontera para mantener alejado al virus, pero no es la estrategia final. La estrategia final debe ser contarlo con inmunidad, ya que, de lo contrario, el país queda completamente aislado del resto del mundo para siempre.
Los países que procuraron la estrategia Covid Cero se encuentran atravesando un momento difícil, tanto cultural como administrativo, a medida que intentan reabrirse al resto del mundo, ya que no poseen una inmunidad naturalmente adquirida y dependen únicamente de las vacunas.
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