China: "puede que no sea tan malo como cree"
Aunque la situación económica actual de China es preocupante, el pesimismo de los inversores puede ser exagerado. Nuestro panel de expertos examina qué depara el futuro a China y qué impacto tendrán los temas de la desglobalización, la descarbonización y la demografía en el país y en otros mercados emergentes.
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Cuando la administración Biden anunció que prohibiría algunas inversiones de capital privado estadounidense en los sectores chinos de la computación cuántica, los chips avanzados y la IA, fue un duro recordatorio de que los inversores deben hacer frente a regímenes en competencia, así como al cambio de régimen monetario.
El crecimiento económico en China se está deteriorando, y la falta de urgencia del gobierno para estimular la actividad ha obligado a los economistas de Schroders a recortar su previsión de crecimiento del PIB este año al 4,8 % desde el 6,5 % anterior.
¿Será que la política china en materia del Covid ha tenido un efecto perjudicial para su consumidor? ¿Y qué significa esto para el ambicioso sueño chino de autosuficiencia y prosperidad común?
Temas como la inteligencia artificial y los vehículos eléctricos están inflando las burbujas del mercado en otros lugares de Asia. Así pues, con la renta variable de los mercados emergentes (ME) tan dominada por esta región, ¿dónde encuentra el valor el inversor?
Un panel de expertos (compuesto por Sir Sebastian Wood, ex embajador en China, David Rees, Senior Emerging Markets Economist, Abbas Barkhordar, Asian Equity Fund Manager y Vera German, Emerging Market Value Fund Manager) ofrecieron sus puntos de vista sobre la situación actual. Stuart Podmore, Investment Propositions Director, presidió el debate.
¿Qué sucede con China?
Sir Sebastian Wood: Acabo de regresar de un viaje a Beijing. Detecté cierta confianza cautelosa en que veríamos un crecimiento más robusto en la segunda mitad del año, que hay un impulso subyacente en el consumo interno y que lo veremos manifestarse en los próximos meses.
La geopolítica es un factor importante en la psicología de la economía china en estos momentos. Nos encontramos en una época de mayor tensión geopolítica entre los Estados Unidos y China, lo que supone un cambio decisivo en los asuntos mundiales. Ambos gobiernos están intentando gestionar estas tensiones, pero los factores subyacentes siguen siendo bastante preocupantes. A medio plazo, es probable que los Estados Unidos sigan tratando de restringir el comercio y la inversión con China en ámbitos tecnológicos sensibles o con aplicaciones en la defensa.
Los medios de comunicación suelen exagerar el riesgo de un conflicto militar a corto plazo con Taiwán. La gente da por sentado que los dirigentes chinos tienen un plazo corto para la reunificación (con Taiwán), pero el único plazo que han establecido los dirigentes chinos para la reunificación es 2049. A corto plazo, los dirigentes chinos son conscientes de que, si emprendieran una acción agresiva contra Taiwán, entrarían en conflicto militar con los Estados Unidos. El riesgo sería demasiado grande.
¿El Gobierno chino está haciendo lo suficiente para estimular la economía?
David Rees: La economía ha sido más débil de lo que suponíamos, y hemos recortado bastante la previsión de crecimiento. Vimos un auge de los viajes, pero esto no se tradujo en un crecimiento más amplio, lo que ha sido decepcionante. También se ha producido un cambio estructural en el mercado inmobiliario. La vivienda había sido un importante motor del crecimiento en los últimos 10 a 20 años. Pero eso ha empezado a ser excesivo, con muchas propiedades vacías que la gente compraba como inversión, acumulando problemas para el futuro y una posible burbuja inmobiliaria.
Así que el gobierno ha intervenido para tratar de solucionar este problema, lo que ha provocado un menor crecimiento. Lo sorprendente es que el Gobierno parece tolerar un crecimiento más lento de lo que habíamos supuesto. Ha habido una pequeña cantidad de estímulo, pero sin gran urgencia, lo que ha causado decepción en el mercado. Sin embargo, la otra cara de la moneda es que, al no volver a las antiguas andadas, el gobierno persigue lo que denomina "crecimiento de mejor calidad". Ha habido un cambio en el planteamiento del gobierno para gestionar la economía.
¿Cómo encaja esto con el "3D Reset"?
David Rees: La demografía en China es pobre. La población está disminuyendo, así que para compensarlo hay que aumentar la productividad. En cuanto a la desglobalización, China quiere ser más autosuficiente, pues le preocupa verse excluida de ciertos ámbitos, como la tecnología y el suministro de semiconductores. La descarbonización también encaja en esto, ya que la industria china está muy por delante del resto del mundo en muchas de las tecnologías de descarbonización, como los vehículos eléctricos y los equipos de energía solar.
¿Qué oportunidades se presentan en China?
Abbas Barkhordar: Hemos estado poco representados en China durante bastante tiempo, debido a algunas de las cuestiones que David (Rees) mencionó, en términos de algunos de los desafíos estructurales que enfrentan. Creemos que tiene que haber un gran cambio en los motores del crecimiento económico, hacia el consumo. La propiedad era una parte muy importante de la economía. Sigue siéndolo, pero está claro que ya no es un motor de crecimiento.
La decepción de este año ha sido la falta de confianza de los consumidores, que cayó en picada el año pasado durante los confinamientos, ya que la gente perdió la fe en la política de Covid cero. Cuando se suprimió, se recuperó un poco la confianza, pero la persistencia de los problemas en el sector inmobiliario y la falta de crecimiento hacen que no hayamos visto grandes cambios en la composición de la economía. Algunos de los mayores cambios de los últimos años han tenido que ver con la normativa nacional. Lo hemos visto en los sectores de la tecnología, la atención médica y la educación.
¿Cómo cree que evolucionará la situación en China?
Sebastian Wood: En la última década se ha producido un cambio en la mentalidad política de China. Algunos analistas occidentales lo han calificado de alejamiento del mercado y acercamiento a Marx. Creo que eso es una parodia. Lo que estamos presenciando es el paso de un periodo de crecimiento económico de tipo "laissez faire" a un estilo de gobernanza económica mucho más dirigido e intervencionista, cuyo objetivo es garantizar un "crecimiento de alta calidad".
Este crecimiento debe superar una serie de retos. El primero es reducir el riesgo de burbujas de activos, razón por la cual no van a aplicar un estímulo masivo. El segundo es la descarbonización. China se toma muy en serio la neutralidad de carbono para 2060. En tercer lugar, limitar la desigualdad de ingresos bajo la rúbrica de "prosperidad común". El último aspecto que destacaría es la autosuficiencia. La percepción es que los Estados Unidos no aceptarán fácilmente que China emerja como la mayor economía del mundo y tratarán de contenerla, por lo que China necesita desarrollar sus propias capacidades en áreas como la tecnología.
En todos estos ámbitos, creo que podemos esperar que el gobierno chino intervenga y regule y trate de redirigir el capital cuando perciba que hay modelos de negocio emergentes que podrían socavar esos objetivos fundamentales.
David Rees: Una red de seguridad social podría ayudar a impulsar el crecimiento en China. La capacidad de ahorro de los hogares chinos es enorme La gente ahorra mucho dinero para comprar una casa y hacer frente a cualquier problema, ya que allá no existe una red de seguridad social. Y como están ahorrando ese dinero, no lo están gastando. Por lo tanto, podría haber reformas que ofrecieran un poco más de apoyo a las personas, para que no tengan que ahorrar tanto dinero y gasten un poco más, ayudando a reequilibrar la economía hacia el consumo.
Sebastian Wood: Hay otros mecanismos de reforma estructural que los dirigentes podrían utilizar para impulsar el crecimiento, por ejemplo flexibilizar las normas de residencia para permitir que la numerosa población de trabajadores inmigrantes se establezca de forma más permanente con sus familias en las ciudades chinas. Deberíamos estar atentos a las iniciativas de reforma en el próximo Tercer Pleno del Comité Central, una reunión que tradicionalmente se centra en la política económica.
¿Qué impacto tendrán los cambios en China en otros mercados emergentes?
Abbas Barkhordar: Está claro que habrá beneficiarios de la diversificación de la cadena de suministro en China. La crisis del Covid puso de manifiesto el peligro de depender excesivamente de las cadenas de suministro de un solo país. Ahora se exige mucho más tener un respaldo en las cadenas de suministro.
Vietnam es una auténtica historia de éxito, pero el problema de Vietnam es que tiene 100 millones de habitantes. Nunca podrá sustituir a China, con 1.400 millones de habitantes. Existen otros países densamente poblados en Asia: la India es un ejemplo. Sin embargo, esto no va a ser un proceso de la noche a la mañana. No es realista esperar poder eliminar a China de las cadenas de suministro así como así. Será más bien un proceso paulatino.
Vera German: El primer país que siempre aparece cuando hablamos de beneficiarios de la reorganización de las cadenas de suministro es siempre México. México es el favorito de todos en el mundo de los mercados emergentes porque ya era una especie de centro de fabricación para vender a los Estados Unidos. Y ahora, si los Estados Unidos quieren que la fabricación de las cosas que consumen esté más cerca de casa, México es la jurisdicción perfecta. Tiene muchos problemas, pero es un mercado bien regulado en el que impera el Estado de Derecho. Pero eso tiene un sobreprecio y es uno de los lugares más caros para los componentes en el universo de los mercados emergentes.
Sebastian Wood: A menudo se sobrestima la influencia política de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). En el corazón de los BRICS se encuentran estos dos gigantes, China y la India, cuya relación está dominada por una antigua y amarga disputa fronteriza. Existe una gran desconfianza entre los dos países y es difícil imaginar que la agrupación desarrolle un fuerte componente geopolítico, y mucho menos militar. Ahora quieren ampliar el grupo incorporando a otras grandes economías emergentes, que también mantienen importantes disputas entre sí. La ampliación hace que la posibilidad de una plataforma política coherente sea aún menos probable de lo que es en la actualidad.
En resumen
Sebastian Wood: Si tuviera que resumirlo todo diría "China: puede que no sea tan malo como cree". Hay riesgos geopolíticos, hay riesgos para Taiwán, riesgos de ralentización estructural y de cambio en la mentalidad de los dirigentes, pero estos factores suelen exagerarse en los medios de comunicación occidentales.
David Rees: El crecimiento en China va a ser más lento a corto plazo, pero seguirá siendo una economía que crece a buen ritmo y se desarrollará en distintos ámbitos. Y ahora, el pesimismo comparado con la realidad es probablemente un poco exagerado.
Abbas Barkhordar: En comparación con la situación de hace seis meses, creo que hay mucho más pesimismo sobre China y eso repercute en toda Asia. Pero no estoy de acuerdo con la opinión de que China no es un país en el que se pueda invertir. Es un mercado muy amplio y profundo y hay muchas oportunidades, pero hay que ser muy selectivo.
Vera German: Para nosotros es una gran oportunidad de sumergirnos en China y ver qué hay disponible. El conjunto de oportunidades es más rico que antes, pero, por supuesto, hay que ser selectivo.
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