La crisis de Ucrania pone de manifiesto la dependencia europea del gas ruso
La volatilidad de los precios pone en el punto de mira las opciones de los consumidores europeos ante la tragedia de Ucrania.

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Rusia se enfrenta actualmente a la ira del mundo tras su invasión ilegal de Ucrania, que está llevando a la miseria a millones de personas. Además, también es el segundo productor mundial de gas natural y surte a los consumidores europeos de energía a través de varios gasoductos. La proximidad y la facilidad de transporte hacen que los suministros del país representen alrededor de un tercio de todo el gas importado al continente.
Los precios del gas han sufrido fuertes oscilaciones a causa del conflicto ucraniano. Sin embargo, hasta ahora Occidente parece haber optado por la cautela y ha excluido el suministro de energía del paquete de sanciones. Por su parte, Rusia mantiene, a día de hoy, sus gasoductos en funcionamiento.
Por otro lado, Estados Unidos es el mayor productor mundial de gas natural. Sin embargo, enviarlo a Europa a través de largas distancias hace que el suministro sea un proceso complicado. Primero hay que licuar el gas antes de enviarlo al otro lado del Atlántico, para luego poder "regasificarlo" en las terminales europeas de gas natural licuado (GNL).
Mayores repuntes en la inflación de los precios del gas
La situación es similar para las posibles importaciones de gas natural de Oriente Medio. Los ministros alemanes están acelerando la construcción de dos nuevas terminales de GNL y hay propuestas para retrasar el abandono de las fuentes de energía convencionales en el país, como el carbón y la energía nuclear. No obstante, puede haber límites en cuanto a lo que se puede conseguir a corto plazo.
Azad Zangana, economista y estratega senior para Europa de Schroders, afirma: "El Gobierno alemán está intentando reducir el impacto del aumento de los precios del petróleo y el gas procedentes de Rusia y desligarse un poco más de la energía proveniente de ese país. A medida que las renovables se ponían en marcha, el gas natural siempre fue visto como una alternativa más limpia entre los combustibles fósiles, pero está claro que la opción de las importaciones de Rusia es menos convincente ahora".
Europa ya se enfrentaba a una escasez de gas natural antes de que se produjeran los trágicos acontecimientos de Ucrania, pero factores como la falta de inversión en nuevos proyectos de gas y la creciente demanda mundial también han influido en la baja disponibilidad del mismo.
Los precios del gas "al contado" -los precios a los que puede comprarse y venderse una mercancía para su entrega inmediata- subieron muy bruscamente en 2021, reflejando la contracción del mercado.

El aumento de los precios se tradujo en un aumento de las tasas de inflación general al consumidor, ya elevadas debido a otros factores relacionados con la pandemia. La inflación general incluye los componentes más volátiles del coste de la vida, como los alimentos y la energía.
La inflación al consumidor se mide por los índices de precios al consumo (IPC), y el IPC general ya ha alcanzado cifras alrededor del 5% en Reino Unido y Europa, las más altas de las últimas décadas. Y se espera que siga subiendo.
A pesar de los esfuerzos de los responsables políticos por gestionar el impacto de la inflación de los precios de la energía en el consumidor final y en las empresas, las opciones a corto plazo pueden ser limitadas.
El tope de precios de la energía del Gobierno británico limita la cantidad máxima que los proveedores pueden cobrar por cada unidad de gas y electricidad, por ejemplo. Sin embargo, sólo retrasa las subidas de precios. Los precios de la energía aumentarán sustancialmente a partir del 1 de abril, cuando se incremente el límite.
El nuevo tope significa que una factura energética doméstica típica aumentará unas 700 libras al año, hasta alcanzar unas 2.000 libras.
El gráfico anterior muestra la trayectoria prevista de la inflación del precio del gas en Europa implícita en los mercados de "futuros". Los futuros son acuerdos negociables de compra y venta de una cantidad determinada de materias primas a unos precios fijos en una determinada fecha en el futuro.
El repunte previsto para este año en la inflación ligada al precio del gas se ha acentuado desde la invasión de Ucrania.
Cómo llenar la "brecha en la generación de energía"
"En los últimos seis años, Europa ha intentado reducir su dependencia del gas ruso aumentando considerablemente su capacidad de regasificación de importaciones de GNL", afirma Mark Lacey, responsable de acciones de recursos naturales de Schroders.
"Por mucho que Europa dependa del gas natural de Rusia, ahora también depende mucho de los volúmenes de GNL importados para satisfacer sus necesidades energéticas".
Sin embargo, el suministro de GNL es limitado en la actualidad.

En los últimos años, los países desarrollados han recurrido al gas para la generación de electricidad al reducir el número de centrales eléctricas de carbón. Para ello, han utilizado la capacidad sobrante de las centrales de gas.
"Aunque esperamos que el mercado de la energía eólica crezca al menos un 150% durante la próxima década y el de la energía solar al menos un 200%, esto no implica que la demanda de gas vaya a disminuir durante el mismo periodo", afirma Lacey.
"Dada la necesidad de cerrar una cantidad considerable de producción de carbón, es probable que la demanda de gas natural aumente en torno al 4% anual durante la próxima década para ayudar a llenar la brecha de generación de energía".
Los acontecimientos en Ucrania han agravado estas presiones.
La pandemia creó una base muy baja para la inflación energética
Sin embargo, los economistas recuerdan que las tasas actuales de inflación de los precios de la energía deben considerarse en el contexto de unos precios energéticos muy bajos en 2020/principios de 2021 como consecuencia de la pandemia.
La caída de los precios de la energía durante la pandemia ha creado una base muy baja para las comparaciones interanuales de los niveles de precios. Esto ha dado lugar a elevadas tasas de inflación energética debido a los llamados "efectos de base" y se espera que estos se desvanezcan.
"A muy corto plazo tenemos un pico, pero el perfil de cara al futuro sigue siendo muy similar", afirma Zangana, comentando el aumento inicial de los precios de la energía tras la invasión.
"Los efectos de base empiezan a surtir efecto, así que a finales de este año la inflación adicional procedente del gas se habrá atenuado y en 2023 volverá a ser un lastre para las cifras de inflación general".
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