Perspectivas para 2019: Renta variable estadounidense
Creemos que el crecimiento de los beneficios estadounidenses se ralentizará en 2019, aunque pensamos que el entorno corporativo más difícil puede ofrecer un escenario atractivo para los selectores de valores o "stockpickers".

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- La economía estadounidense ha superado a otros mercados desarrollados en 2018 y creemos que seguirá comparativamente estable en 2019.
- Nuestra visión es que el crecimiento de los beneficios puede ralentizarse según suban los tipos de interés y la inflación salarial.
- La combinación de un crecimiento de los beneficios más lento con una fuerte presión de costes debería proporcionar un entorno fértil para los inversores activos el próximo año.
Renta variable de pequeña y mediana capitalización estadounidense
Robert Kaynor, Cogestor de carteras, Renta variable de pequeña y mediana capitalización estadounidense
En 2018, aunque el crecimiento en algunas potencias económicas globales como el Reino Unido, Alemania y Francia se ha ralentizado, la expansión de EE. UU. ha continuado con fuerza. En particular, el mercado laboral estadounidense ha mantenido su solidez. Se crearon una media de ~200.000 trabajos al mes y, con una tasa del 3,7%, el desempleo ha alcanzado su punto más bajo en casi medio siglo.
La solidez del mercado laboral es la principal causa de una incipiente subida en la inflación, ya que comienza a haber presiones salariales, especialmente en el sector servicios. Hemos oído hablar de esta inflación salarial desde hace tres años, aunque solo ahora es visible en los datos oficiales. Creemos que la inflación debería poder gestionarse si la Reserva Federal (Fed) se mantiene según lo programado con su “gráfica de puntos” (el ritmo de normalización de los tipos de interés previsto del banco central estadounidense).
Por lo tanto, nuestra visión es que es probable que la economía ofrezca un crecimiento estable el próximo año, pero que el regreso de los tipos de interés a unos niveles “más normales” y una inflación más alta podrían afectar al crecimiento de los beneficios. Ya hemos comenzado a buscar empresas con grandes deudas que sufran debido a la subida de los tipos de interés. Mientras, aquellas empresas que no pueden subir sus precios (es decir, que carecen de “poder de fijación de precios”) se esfuerzan para compensar unos mayores costes laborales. Asimismo, el fuerte crecimiento de los beneficios de 2018 puede atribuirse en parte a las reformas fiscales y otros estímulos similares, que desaparecerán en 2019.
Como resultado, nuestra opinión general es que, probablemente, las primeras estimaciones para el crecimiento de beneficios en 2019 sean demasiado optimistas. No obstante, siempre que los inversores sean conscientes de su exposición a estos factores, creemos que el entorno podría ser favorable para los inversores activos el próximo año.
Hasta ahora en una recuperación económica, con la Fed subiendo los tipos para adelantarse a las presiones inflacionistas, existe un importante debate en torno al momento de la próxima recesión. No podemos afirmar cuándo se producirá la próxima recesión, pero creemos que la multitud de estrategas que apuestan por que será en 2020 es muy probable que se equivoquen.
Dejando a un lado las especulaciones de recesión, el mercado debe seguir digiriendo la realidad de un menor crecimiento de los beneficios corporativos, presiones inflacionistas continuas y un contexto de políticas fiscales menos favorables para el mercado.
A través de la agitación del mercado a principios de año, los valores de alta capitalización y de crecimiento se han seguido considerando valores relativamente seguros. Aunque los valores de “microcapitalización” han obtenido unos resultados excelentes a medida que los riesgos sobre los conflictos comerciales alcanzaban su punto culminante en el segundo trimestre, los participantes del mercado han pasado la mayor parte del año inclinándose por las empresas de crecimiento que se comportan mejor cuando la economía es fuerte.
¿Esto continuará? Parece probable que sí, dadas las presiones de beneficios que estamos pronosticando.
Los niveles de deuda entre las empresas estadounidenses en general son elevados, pero lo son especialmente en el espacio de la pequeña y mediana capitalización. Una forma de medir el nivel de deuda de una empresa es la ratio deuda/EBITDA (que compara la deuda de una empresa con sus beneficios brutos). Para las grandes compañías que constituyen el índice S&P 500, la ratio es 2,3 veces los beneficios. Para las empresas en el índice Russell 2000 de pequeña y mediana capitalización, es más de 4 veces.
Los beneficios pueden crecer y disminuir junto con el ciclo económico, pero la deuda no. Lo que esto significa es que, cuando los beneficios flaquean, el endeudamiento de la empresa tiene la misma dimensión mientras los tipos de interés siguen subiendo. Las cargas por deudas son más intensas. La solución es que las empresas reduzcan su deuda.
En el espacio de la pequeña capitalización estadounidense, una parte importante (superior al 40 %) de la deuda total es con un “interés variable” (es decir, el tipo de interés pagadero cambia o fluctúa con el tiempo), a diferencia de las empresas de alta capitalización (17 %). Normalmente, las empresas con porcentajes más altos de deuda con interés variable es más probable que tengan problemas según suban los tipos de interés y falten beneficios.
Hemos realizado un trabajo coordinado para asegurarnos de que las empresas en nuestras carteras tienen niveles de deuda con interés variable más bajos que sus homólogos.
Desde una perspectiva de valoración, creemos que las empresas en los sectores industrial y de consumo discrecional parecen atractivas con relación al índice. En general, seguiremos tratando de invertir en empresas que equilibren los intereses de los accionistas con el crecimiento de la compañía.
Renta variable de gran capitalización EE. UU.
Frank Thormann, Gestor de cartera, Renta variable de gran capitalización EE. UU.
Sin duda, uno de los principales contribuyentes de la solidez y duración del mercado alcista de la renta variable estadounidense ha sido el resurgimiento de la rentabilidad corporativa a niveles sin precedentes históricos. En particular, la situación única del país como líder mundial en tecnología e innovación ha sido una verdadera fuente de solidez. A menudo, Silicon Valley se describe como la “cuna de la innovación” global y es la sede de algunas de las empresas más innovadores y rentables de este mundo.
Además, EE. UU. ha tenido éxito especialmente a la hora de reparar su sector bancario, lo que ha dado lugar a que la rentabilidad de los bancos estadounidenses supere a la de sus homólogos europeos. Asimismo, EE. UU. acoge un resurgimiento en la producción de petróleo impulsada por una revolución en las tecnologías de “fracking”. Su entorno económico y político relativamente estable ha atraído grandes entradas de capital, dando lugar a una escalada en el dólar. La guinda del pastel han sido los considerables recortes fiscales anunciados en 2017.
Para 2019, prevemos un cambio en el liderazgo del mercado. 2018 ha estado marcado por el rápido crecimiento de los ingresos y beneficios de modo generalizado y la marea creciente ha elevado la mayoría de los barcos. Es probable que 2019 sea un año de ralentización bastante acusada en el crecimiento de los beneficios.
Las previsiones generalizadas reivindican un crecimiento de los beneficios por acción del 9 % para el índice S&P500 en 2019, después del crecimiento del 25 % en 2018. Creemos que incluso estas expectativas pueden resultar optimistas. En vista de esta ralentización, nuestra opinión es que puede obtenerse una rentabilidad atractiva mediante selecciones de valores concretas y haciendo hincapié en el fuerte poder de fijación de precios, el relativo aislamiento de las mayores presiones de costes y los catalizadores específicos de empresas que les permitan sostener un crecimiento por encima de la media.
Información Importante
Las opiniones expresadas aquí, son las de Robert Kaynor, CFA, Cogestor de carteras y Director de análisis de Renta variable de pequeña y mediana capitalización estadounidense, y Frank Thormann, Gestor de cartera, Renta variable multirregional, y no representan necesariamente las opiniones declaradas o reflejadas en las Comunicaciones, Estrategias o Fondos de Schroders.
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